Las recaídas están a la orden del día con un calendario tan cargado que ha sido diseñado por un enemigo maquiavélico, pero bienvenido sea que a las puertas de desafíos tan apasionantes el Baskonia haya frenado, al menos, su inquietante sangría de derrotas. El grupo sumergido hasta hace días en un callejón oscuro quiere volver a resurgir y destapar su colmillo afilado. Los primeros síntomas del ánimo de redención generalizado llegaron el viernes ante el Zalgiris y hoy se vieron refrendados en la visita de un cándido Zaragoza.

Sin ser una tarde de ensueño ni uno de esos días para guardar en la hemeroteca pese al concluyente marcador, el TD Systems inyectó las imprescindibles dosis de solidez a su coraza para evitar sobresaltos desagradables. Nunca soñó con la gesta un forastero maño abandonado por la fe casi desde el salto inicial. A base de oleadas de intensidad lo suficientemente contundentes y aun con fases de desconexión que nunca alimentaron la esperanza de un modesto liguero, el conjunto vitoriano quemó sin despeinarse una nueva etapa de la fase regular de la ACB.

Posiblemente no estén los hombres de Ivanovic para grandes exhibiciones en un tramo de la campaña donde la aglomeración de partidos justifica tantos altibajos, pero el reencuentro con ese espíritu destajista en labores de contención satisfizo plenamente a Ivanovic y debe consolidar el regreso a una dinámica más positiva. Todos jugaron y todos anotaron con el minutaje repartido y una demostración de que la plantilla del Baskonia sí dispone de recursos en jornadas de entreguerras.

Mientras las grandes urgencias están centradas en la ACB, el Baskonia sigue manteniendo el ritmo de un tren cabecero en una ACB donde, tal y como sucedió hoy, los canteranos sí deberían entrar más asiduamente en los planes de Ivanovic. El montenegrino mostró su empeño por alargar la rotación mucho más de lo que es habitual en él. De hecho, sus doce jugadores ya habían pisado por primera vez en mucho tiempo la cancha del Buesa Arena antes del intermedio y los minutos de los pesos pesados se vieron racionados. Ello permitió al TD Systems mantener un ritmo alto de juego en un partido de guante blanco.

HENRY DIRIGE, DRAGIC GOLPEA

Siempre con ventajas que bordearon la decena de puntos hasta el estirón definitivo, la formación alavesa supo gestionar con más oficio que brillo un partido en el que se vio muy poco exigido. Provocaron más sobresaltos los percances físicos -con mención especial para la espalda de Diop- sufridos en algún tramo por algún soldado de Ivanovic que la aseada plantilla de un Zaragoza por debajo de lo esperado en esta campaña.

Para un Baskonia que venía de donde venía, encadenar dos alegrías consecutivas en casa y ante sendos rivales sin las uñas afiladas era poco menos que una obligación. El equipo vitoriano manejó con suficiencia una tarde en la que fue de menos a más y terminó haciendo sangre en el epílogo.

Henry impartió un magisterio en los compases iniciales acerca de cómo llevar las riendas de un equipo y se hinchó a alimentar a sus compañeros. Con una vista de lince para generar toda clase de desequilibrios, el estadounidense se erigió en el líder perfecto de un Baskonia que metió la directa desde el primer cuarto e impuso su jerarquía frente a los maños.

Si Henry marcó la pauta en el timón, quien abanderó el espíritu guerrero de los vitorianos fue esta vez Zoran Dragic. El esloveno fue la noticia más agradable de un equipo con una notable predisposición para el sacrificio y supo bajar al barro para anular a los buenos pistoleros en manos del Oveja Hernández. También mención especial para Tadas, que acabó como el baskonista más valorado con una encomiable labor oscura.

Le costó a un visitante de gatillo fácil como el Zaragoza descifrar la pegajosa defensa azulgrana. Ennis tardó más de un cuarto en facturar su primera canasta y Barreiro acabó en blanco. La abrumadora superioridad física y la espigada talla de los cincos de Ivanovic carecieron de antídotos en las filas zaragozanas, donde apenas brilló Elias Harris. El ala-pívot alemán fue un recurso insuficiente en tierras alavesas frente a un Baskonia que transitó hacia el epílogo con la convicción de que el triunfo no corría ningún tipo de peligro.

Máxima seriedad No fue un partido de ensueño ni tampoco para guardar en la hemeroteca, pero un rocoso TD Systems inyectó la suficiente seriedad a su juego frente a un insípido Zaragoza que no planteó excesiva oposición en el Buesa Arena. La contundencia defensiva y la superioridad física de los locales propiciaron un duelo muy desnivelado.

Un equipo muy largo Siempre se alude a que la plantilla azulgrana es corta, pero Ivanovic se cercioró de ayer que en determinados partidos los canteranos deben disponer de su cuota de protagonismo. Raieste, Diop y, sobre todo, Tadas, rayaron a un notable nivel frente al Casademont, algo que permitió descansar a los pesos pesados.

Ivanovic Desde un primer momento mostró su empeño por alargar el equipo y antes del final de la primera parte ya había colocado en pista a sus doce jugadores, prueba de que la actual plantilla es suficiente en las jornadas de entreguerras en la ACB. El montenegrino pudo dosificar a sus jugadores más desgastados en un partido de guante blanco que confirmó el ansia de redención del equipo vitoriano.

Dragic

Necesitaba una actuación así para engordar su autoestima en una campaña donde está incurriendo en excesivos altibajos. Encontró diferentes vías para anotar ante el aro maño.

118

valoración azulgrana

Los doce jugadores de Dusko Ivanovic acabaron en positivo en una tarde redonda para el Baskonia.

Ivanovic pudo comprobar que tiene el fondo de armario suficiente para dar descansos en determinados encuentros de la Liga ACB

La férrea defensa azulgrana y la disciplina táctica maniataron a los principales estiletes en manos del 'Oveja' Hernández