l Casademont Zaragoza ha mejorado su rendimiento en las últimas jornadas, y eso se debe en gran medida a la irrupción del mejor Jonathan Barreiro, que se ha convertido en una de las referencias del conjunto aragonés. El gallego, uno de los jugadores más prometedores de su generación, está pasando por su mejor momento como profesional a los 24 años y parece alcanzar al fin el nivel que todos esperaban de él en sus primeros años.

Nacido en Cerceda, un pequeño pueblo coruñés, Barreiro se formó en pequeños clubes gallegos y se dio a conocer en la Minicopa ACB de 2010, en la que participó como invitado. Sus muestras de calidad en las categorías inferiores hizo que llamara la atención de los grandes clubes de España y firmara a los 15 años por el Real Madrid de Baloncesto, en categoría cadete. A partir de entonces, fue escalando hasta conseguir debutar con el primer equipo en 2014, en un partido de Euroliga contra el Partizan de Belgrado, con solo 17 años.

En aquel momento, Barreiro apuntaba muy alto y se vislumbraba una carrera deportiva resplandeciente para él, pero dos roturas de menisco, una en cada rodilla, frenaron en seco su progresión. Las previsiones eran las peores, ya que las lesiones de menisco son muy difíciles de tratar, pero el gallego logró sobreponerse, aunque no recuperó el nivel ni las expectativas anteriores a la lesión. En la temporada 2015-16 jugó cedido en el Ourense de LEB Oro y en 2016 fichó por el Zaragoza, que se impuso a otros pretendientes que soñaban con lograr que el alero dejara atrás definitivamente sus problemas de rodilla y se convirtiera en la superestrella que todos esperaban que algún día fuera, con la ventaja de ser un jugador que computa para el cupo de formación.

Sin embargo, el club no obtuvo el rendimiento que esperaba de él en su primera temporada, en la que tuvo un rol marginal. En la 2016-17 se vio un Barreiro inseguro, que solo logró sumar 6 puntos en la ACB en todo el curso y que apenas tuvo oportunidad de ser protagonista. En la 2017-18 consiguió hacerse un hueco en la rotación con su trabajo e intensidad, se vio un jugador más comprometido, aunque todavía impreciso en el tiro y aportando poco en ataque. A partir de ahí, fue creciendo en confianza y en participación, convirtiéndose en un habitual en la rotación del Zaragoza, pero sin destaparse como un jugador importante en la liga y lejos de las expectativas que un día generó.

En los últimos años, Barreiro ha destacado más como jugador de equipo que por sus cualidades individuales. Ha sido un jugador sacrificado, solidario y comprometido. Con su actitud se ha ganado el cariño y la confianza de sus entrenadores. En definitiva, ha sido un buen actor secundario. Sin embargo, cuando parecía ya encasillado en ese rol, el gallego ha dado un paso adelante en un momento de debilidad del equipo, convirtiéndose en una de las puntas de lanza del Zaragoza en ataque y manteniendo su intachable actitud, adaptándose también a la posición de ala-pívot cuando el entrenador se lo requería. El jugador ha aumentado considerablemente sus porcentajes en el tiro exterior, alcanzando un 37,3% de acierto frente al 28,4% del curso 2018-19, y ha asumido mayores responsabilidades en ataque.

Su explosión se ha hecho notar especialmente en sus últimos cinco partidos. Contra el Obradoiro se fue a los 19 puntos y 7 rebotes, contra el Baskonia fue el mejor de su equipo con 20 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias, contra el Betis anotó 16 puntos, contra el Fuenlabrada 17 y en la pasada jornada, contra el Bilbao Basket, alcanzó los 22 puntos y 8 rebotes, registrando su récord personal de anotación en la ACB. El gallego, que está demostrando no haber dicho todavía la última palabra en lo que respecta a su potencial y talento, será hoy en el Buesa Arena una de las máximas preocupaciones del Baskonia.

Barreiro debutó con el Real Madrid a los 17 años con un futuro brillante, pero terminó convirtiéndose en un actor secundario