Hacía tiempo que en la presente temporada un tipo duro e impertérrito como Dusko Ivanovic no sonreía de forma pícara en el banquillo con algún jugador. Ni los más viejos del lugar recuerdan tampoco al montenegrino acabando un partido con un quinteto inusual integrado por Henry y los cuatro canteranos (Kurucs, Raieste, Tadas y Diop). La sesión de baño y masaje ante el Real Betis podía haber permitido hoy al técnico del Baskonia todas las licencias del mundo.

Esos gestos de cara a la galería del gran capataz azulgrana fueron la señal inequívoca de los síntomas de placidez en una matinal de guante blanco ante una sombra vestida de verde y blanco. Un modesto de la ACB como el pilotado por Joan Plaza se vio atropellado por el frenético vendaval azulgrana en forma de triples, contragolpes y canastas de todos los colores. No faltó de nada en un repertorio total del que, por primera vez en mucho tiempo, los doce jugadores fueron partícipes.

Necesitaba el equipo vitoriano un remanso de paz como el que encontró con la visita andaluza. Tanta tralla acumula en su fatigado cuerpo y tan evidente resulta el desgaste mental al simultanear dos competiciones muy exigentes que jornadas como ayer se agradecen sobremanera a la hora de dosificar a los primeros espada.

El Baskonia cumplió todos los objetivos que se propuso antes de la matinal. De un lado, sumó una victoria convincente que le mantiene en la carrera por un puesto en la zona noble del torneo doméstico, repartió los minutos entre todos los componentes del plantel y, gracias a cuatro puntos consecutivos de Tadas Sedekerskis en las postrimerías, alcanzó por primera vez durante este ejercicio el centenar de puntos en un partido.

La exhibición alavesa resultó incontestable desde el salto inicial. Cualquier esperanza de Joan Plaza de conquistar el Buesa Arena pasaba por buscar un ritmo lento en un partido de trazos siderúrgicos, pero el Baskonia impuso tal velocidad de crucero que la matinal se convirtió en una pesadilla para un modesto inmerso en la pelea por la supervivencia liguera. Los chicos de Ivanovic colocaron una marcha muy alta, circularon el balón con inteligencia y se lanzaron al galope en busca de canastas fáciles. Todo ello aderezado de grandes dosis de acierto ante un rival escaso de fe que justificó las razones de su precario estado.

Un desatado Vildoza prendió la mecha tomando la iniciativa en el cuarto inicial. El argentino destapó el tarro de las esencias con canastas de bella factura antes de que su testigo se viera recogido por Peters, cuya pegada envió definitivamente a la lona al Betis. El francotirador estadounidense se forró en una matinal donde vio el aro como una piscina y acribilló sin miramientos a un Betis que, entre sus muchos deslices en el Buesa Arena, permitió suspensiones francas de un jugador con una de las muñecas más infalibles a este lado del Atlántico.

Giedraitis y Polonara también se sumaron a la fiesta del triple, mientras la superioridad interior de Fall constituyó otro foco de máxima preocupación en la pizarra de Plaza. Únicamente la casta de Outtara evitó en los minutos de la basura males mayores para el conjunto sevillano, que enarboló muy pronto la bandera blanca de la rendición. El intercambio de canastas fue una bendición para un Baskonia empeñado en imprimir un ritmo volcánico a la matinal. Demasiadas diferencias, a la postre, entre dos equipos con objetivos antagónicos.

Intercalado entre las cruentas batallas de la Euroliga, apareció el modesto Real Betis en el Buesa Arena y el Baskonia pudo vivir una jornada plácida para engordar su autoestima. El equipo vitoriano sufre en la máxima competición continental para seguir el implacable ritmo de los mejores, pero su jerarquía está fuera de toda duda en la ACB. Ha resuelto favorablemente once de sus últimos doce compromisos y no pierde la estela de los dos grandes a la hora de alcanzar las series finales por el título desde una posición inmejorable. Las grandes urgencias están, desde luego, depositadas en Europa y este viernes llega una buena oportunidad ante el Alba Berlín para reengancharse a la pelea por el Top 8.