n día después de la debacle acontecida en Kaunas ante el Zalgiris (99-62) y con los bulliciosos aficionados del Fenerbahce en estado de depresión, el club turco anunció oficialmente el pasado 18 de diciembre la vuelta de Marko Guduric. Maurizio Gherardini, el arquitecto de un transatlántico de la Euroliga, encontró así una buena forma de apaciguar los ánimos entre un personal soliviantado por el rumbo de los acontecimientos en la primera temporada post-Obradovic y, sobre todo, buscó un revulsivo de primer nivel para recuperar algo de crédito en una Euroliga que no entiende de jerarquías ni aguarda a ningún rezagado.

Pues bien, casualidades del destino, ha sido volver un escolta que dejó un grato recuerdo a orillas del Bósforo entre 2017 y 2019 -había llegado como sustituto del incomparable Bogdan Bogdanovic- y empezar a renacer poco a poco de sus cenizas un Fenerbahce necesitado de pólvora en ataque. Y es que, pese a disponer de un importante presupuesto o acoger entre sus filas a un afilado killer como Nando de Colo, el inminente rival azulgrana posee actualmente el triste honor de ser el peor equipo ofensivo de la Euroliga con poco más de 73 puntos por jornada.

Guduric aterrizó hace semanas en Estambul tras una última temporada en la NBA que no resultó demasiado fructífera a nivel personal. Su estancia en Estados Unidos en los modestos Grizzlies de Memphis se redujo a 44 partidos con unas estadísticas muy pobres, de ahí que a mediados de diciembre tanto él como Mario Hezonja fuesen cortados. Mientras el exbarcelonista aún sigue sin encontrar un nuevo acomodo profesional, el serbio de 25 años ha sido repatriado por el Fenerbahce con un contrato hasta junio de 2023.

El equipo turco permanece imbatido desde la llegada de Guduric, cuyo evidente sobrepeso no le ha impedido proporcionar un salto de calidad al engranaje liderado por Igor Kokoskov. En su debut ante el Olympiacos apenas sumó cuatro puntos con unos erráticos porcentajes, pero ante el Asvel se fue hasta los 16 y frente al Estrella Roja bordeó las dobles figuras con 11 tantos y ocho rechaces.

A poco que el serbio mejore su estado físico tras muchos meses sin competir, debería ser un fichaje que permita al Fenerbahce reengancharse a la pelea por el Top 8. No en vano, responde al perfil de exterior completo, poderoso en la vertiente física y susceptible de hacer muchas cosas sobre la pista. Al poco de conquistar su única Euroliga y avalado por el mismísimo Obradovic, el Fenerbahce no dudó en abonar en el verano de 2017 un cuantioso traspaso al Estrella Roja por sus servicios cuando apenas contaba con 22 años. En su primera etapa en Estambul, Guduric ganó una Liga, una Copa y llegó a dos ediciones de la Final a Cuatro.

El alero fue cortado a mediados de diciembre por los Grizzlies y acaba de comprometerse con el club turco hasta junio de 2023

Kokoskov ha sumado otra amenaza en ataque para elevar la munición del equipo con peor balance ofensivo de esta Euroliga