l baloncesto está repleto de ejemplos de promesas que apuntan muy alto en sus inicios, se precipitan a la hora de enfocar su carrera hacia la NBA sin ser aún jugadores realmente dominantes en Europa y finalmente no pueden cumplir las elevadas expectativas existentes a su alrededor. Dentro de esta estirpe se encuentran Ante Zizic y Dragan Bender, en su día dos proyectos de grandes jugadores pero que, a sus 23 años, están pasando de puntillas por esta Euroliga.

La savia fresca croata reclutada el pasado verano por un decepcionante Maccabi no ha proporcionado los frutos esperados. Ambos son incluso objeto de ácidas críticas en el entorno del principal emblema deportivo de Israel. Dos pívots con trayectorias prácticamente calcadas hasta la fecha debido a su tempranero desembarco en la NBA y posterior vuelta a Europa ya se encuentran en el punto de mira de los bulliciosos aficionados amarillos.

Cuando el torneo continental apenas ha sobrepasado una tercera parte de su maratoniana fase regular, las aguas bajas excesivamente revueltas en el seno del próximo rival del TD Systems Baskonia en la Euroliga. La necesidad de encontrar un cuatro solvente se mantiene desde el comienzo de la temporada como una de las asignaturas pendientes encima de la mesa de Nikola Vujcic, el carismático director deportivo del laureado club hebreo que en su día movió los hilos en la sombra para seducir a dos pujantes compatriotas a la hora de hacer las maletas con destino a Tel Aviv.

Entre las razones que justifican la escasa pujanza del Maccabi a nivel continental se encuentra la escasa solidez de su pintura, sostenida a duras penas por un veterano del Vietnam como Othello Hunter. La aportación de dos proyectos de la generación del 97, cuya carrera se ha visto estancada en los últimos tiempos, está resultando testimonial. En el caso de Bender, no se descarta incluso que haga las maletas en breve tras la finalización de su contrato temporal. Mientras tanto, el nombre de un viejo conocido como Quincy Acy continúa sobrevolando como posible apafuegos en los mentideros israelíes para atajar la crisis de resultados.

Ambos postes balcánicos no están justificando las elevadas expectativas depositadas a su alrededor cuando fueron escogidos en primera ronda del draft. En el caso de Bender, aterrizó en los Suns de la NBA en 2016 con el cartel de poder ser el nuevo Porzingis tras ser escogido en cuarta posición, un lugar de privilegio para cualquier promesa europea que se precie. Sin embargo, el poste de origen bosnio careció del protagonismo esperado durante tres ejercicios en la franquicia de Arizona y la pasada campaña, disputada a caballo entre los Bucks y los Warriors, tampoco resultó redentora para su carrera, de ahí su apuesta por retornar a Europa.

Por su parte, Zizic -unos meses más joven y que firma unos números algo más aseados en la Euroliga- se convirtió en uno de los nombres propios del último mercado estival. De hecho, coqueteó seriamente con el Real Madrid para erigirse en el escudero de Water Tavares. Un acuerdo verbal que finalmente no se plasmó en un contrato y permitió al Maccabi entrar en escena en el último momento para hacerse con sus servicios. Elegido como número 23 del draft de 2016 por los Celtics, los Cavaliers le acogieron entre sus filas las tres últimas temporadas. Al igual que le sucedió a su actual compañero de equipo y pese a sus 113 partidos en la mejor liga del mundo, Zizic tambien acabó hastiado de su residual rol en Estados Unidos y opta hoy en día por reivindicarse a este lado del Atlántico.