Dice una de las muchas leyendas en torno a Dusko Ivanovic que carece de cintura táctica para leer algunos partidos. Pues bien, el técnico montenegrino tuvo ayer clara la pócima del éxito ante un Monbus Obradoiro que se sublevó más de la cuenta y tan solo hincó la rodilla en el último cuarto cuando perdió por completo la fe.

Con sus determinaciones desde el banquillo, el de Bijelo Polje contribuyó a que el TD Systems Baskonia frenara su peligrosa espiral y sumara un triunfo sin grandes alardes que le mantiene en la zona de privilegio a nivel doméstico. La matinal se había adentrado en un terreno pantanoso, pero el equipo vitoriano fue otro más consistente y ganó tanto en velocidad como en dinamismo cuando decidió jugar con pequeños para así amoldarse a la propuesta de Moncho Fernández en las filas gallegas.

Jekiri, Diop y, en menor medida, Fall vieron retirada la confianza de Ivanovic, que decidió reubicar a Sedekerskis nuevamente en el puesto de cuatro y colocó a Polonara como cinco. El joven lituano se vería desplazado más tarde por Peters, autor del triple decisivo a un minuto y medio del final que enterró las ilusiones del Obradoiro en el Buesa.

Con esta atípica pareja interior, el Baskonia completó los minutos más aseados y firmó un parcial de 15-3 en las postrimerías del tercer cuarto que devolvió las aguas a su cauces. Llegaron por fin las canastas en transición que tanto se habían echado de menos antes y al equipo gallego le resultó mucho más difícil atar en corto a un anfitrión con una marcha más. Pese a la pérdida de centímetros y músculo, la presencia física de Tadas resultó de una ayuda inestimable a la hora de conseguir el colchón suficiente en el marcador de cara al último cuarto.

Jekiri, Diop y, en menos, medida Fall acabaron ayer muy señalados. El Obradoiro había aterrizado en el Buesa Arena con una pintura completamente disminuida debido a las sensibles bajas de Daum y Birutis, pero apenas se notó. Además, Enoch no estaba al cien por cien, por lo que Moncho Fernández alineó durante muchos minutos a los livianos Cohen y Suárez. El ex del Maccabi y el balear, bien alimentados por Pozas, destaparon las débiles costuras alavesas.

Jekiri, una sombra del poste dominante de los primeros compases de la campaña, fue el primero en desfilar hacia el banquillo siendo un espectador de lujo a partir del minuto 7. Tampoco surtió el efecto esperado la aparición de un Diop que continúa sin ver esta temporada la luz al final del túnel y acabó con valoración negativa tras errar sus tres tiros de campo e incurrir en varias pérdidas. El único que se dejó sentir mínimamente bajo los aros fue Fall, capaz de cargar de personales a Enoch y que en apenas 13 minutos se fue hasta los seis puntos y seis rebotes. El gigante senegalés, eso sí, tampoco fue ayer ni de lejos el jugador autoritario que metió el miedo en el cuerpo al todopoderoso CSKA en el Megasport Arena.