- Pudo y debió ser una victoria más autoritaria para festejar por todo lo alto una destacada efeméride en la historia del club, pero este TD Systems Baskonia no está atravesando actualmente un momento de forma tan boyante como para gobernar los partidos con puño de hierro. Excesivo sufrimiento sin que la sangre llegara finalmente al río para un equipo vitoriano contra las cuerdas hasta bien entrado el tercer cuarto y que no terminó de rematar una matinal donde apenas se vieron disipadas ciertas dudas.

El Obradoiro, un visitante aseado y poco más que aterrizó en el Buesa Arena con un parte de guerra propicio para el lucimiento alavés, planteó más problemas de los esperados en una matinal de servicios mínimos. Tras una gélida puesta en escena donde se pasó en blanco los cuatro primeros minutos, el combinado gallego hizo sudar de lo lindo al favorito en todas las casas de apuestas.

El Baskonia impuso la lógica, pero sin alcanzar la combustión plena, exhibir cualquier atisbo de altanería en el juego ni dejar constancia de la sideral diferencia entre dos plantillas todavía más desniveladas en la jornada de ayer por las ausencias de Moncho Fernández en la pintura (Daum y Birutis). Tras ese inquietante 47-52 elevado por Enoch en el minuto 27, el equipo vitoriano encontró la fórmula para domar a un combativo visitante empeñado en esconder sus limitaciones.

Un parcial de 15-3 reactivó a los discípulos adiestrados por Ivanovic, un técnico que leyó de forma inteligente las necesidades de un partido incómodo a más no poder en el que Pozas manejó contra todo pronóstico el ritmo y Cohen, un tipo con numerosas cicatrices en el cuerpo tras su estancia en Tel Aviv, puso por sí solo en evidencia el juego interior azulgrana. En aras de conseguir una mayor velocidad y otro dinamismo, el preparador montenegrino retiró su confianza a los intrascendentes cincos y decidió morir con los pequeños en pista. Sedekerskis y Polonara conformaron entonces una atípica pero valiosa pareja interior a la hora de agitar un encuentro disputado casi siempre al tran tran.

El lituano, que dio continuidad a sus grandes minutos de Moscú, estuvo omnipresente y logró rebañar balones en todos los lugares. Fue el encargado de reactivar a un Baskonia incapaz hasta ese instante de extraer ventaja de su abrumadora superioridad física. Los ramalazos de calidad de Vildoza hicieron el resto, aunque la sentencia no acabaría llegando hasta que restaba un minuto y medio para la conclusión con un providencial triple de Peters (80-72).

Por fortuna, un Obradoiro muy justo en cuanto a efectivos y sin una venenosa versión de Robertson -Kurucs le amargó la existencia durante buena parte del choque- perdió su disciplina táctica conforme avanzaban los minutos. En definitiva, un triunfo sin grandes alardes en vísperas de una semana con doble compromiso continental ante el Fenerbahce y el Panathinaikos en el Buesa Arena.

El Baskonia evidenció un día más que sigue lejos de ser un grupo redondo. Generó inquietud que Sedekerskis y Kurucs, los más bisoños del colectivo, tuvieran que sacar las castañas del fuego en los peores momentos azulgranas gracias a un punto extra de energía o que Ivanovic apenas agradeciera la contribución de los tres cincos ante un Obradoiro más mermado que nunca en el juego interior debido a la capital ausencia de Birutis.

El 8-0 con que arrancó la matinal se convirtió en un espejismo. Los sudores fríos llegaron rápidamente para el Baskonia, reñido con la continuidad y con problemas para descifrar la visión de juego de Pozas en el timón visitante. El base malagueño opuso el criterio que se echó de menos en las filas alavesas en diferentes fases. El conjunto gallego terminó purgando su escasa rotación. Se le hizo muy largo un partido en el que Kurucs y Sedekerskis fueron, sin duda, las grandes noticias.

El primero recorrió kilómetros para limitar el caudal ofensivo de la más fea (Robertson) y el segundo exhibió músculo y capacidad física ejerciendo nuevamente como cuatro. Ambos bálticos reactivaron al equipo azulgrana, que con todo a su favor terminó complicándose la vida en exceso y brindando alguna oportunidad al Obradoiro para reengancharse a la contienda. Para entonces, Moncho Fernández y los suyos se habían visto abandonados por la fe y rumiaban el desenlace más ingrato.

Alardes justos El Baskonia sufrió más de lo esperado ante el Obradoiro, que no acusó sus bajas y se mostró dominador en varios tramos de la matinal gracias a la clarividencia de Pozas y el oficio de Cohen. El sacrificio de Kurucs y Sedekerskis fue de lo poco salvable en las filas alavesas tras un partido que no sirvió para disipar algunas dudas.

'Morir' con pequeños Ivanovic perdió la paciencia con el intrascendente papel de sus tres hombres altos, incapaces de aprovechar la ausencia de Birutis, y alternó la presencia de dos 'cuatros' en aras de conseguir una mayor velocidad y dinamismo en el juego. Sedekerskis y Peters conformaron ayer junto a Polonara una atípica pareja interior.

Ivanovic Diferentes opciones tácticas dentro de un mismo partido. Se le acabó la paciencia tras el descanso con el pobre rendimiento de sus tres 'cincos' y decidió apostar por los 'pequeños' con Polonara desplazado al puesto de pívot. Concedió un merecido protagonismo a Kurucs y Sedekerskis, cuya aportación fue básica. Mucha ración de banquillo para Henry, que hizo acto de presencia en el minuto 16.

Sedekerskis

Básico en los minutos finales del tercer cuarto para levantar el ánimo de un equipo con la tensión mínima. Omnipresente en todos los lugares. Poderío físico y acierto a partes iguales.

15-3

parcial decisivo

El Baskonia impuso la lógica tras una canasta de Enoch que elevó un preocupante 47-52 al marcador.

Los imberbes bálticos brindaron un plus extra de energía a un anfitrión que tan solo impuso la lógica a partir de las postrimerías del tercer cuarto

Los sudores fríos no desaparecieron hasta prácticamente el epílogo con un equipo vitoriano reñido con la continuidad y la mordiente justa