- Henry penetró raudo hacia canasta y se topó con la feroz intimidación de varios defensores naranjas. El estadounidense, otras veces errático en la toma de decisiones, supo encontrar esta vez una pequeña rendija para doblar el balón en el momento perfecto a Vildoza, completamente liberado en una esquina. El killer argentino, héroe recurrente en los últimos tiempos, apretó el gatillo con una suspensión marca de la casa y puso el broche de oro a un partido trepidante, casi más propio de un play off por el título. De nuevo el icono de la reciente cuarta ACB de la historia listo para salir al rescate de un Baskonia cuyas fuerzas para entonces ya flaqueaban y que tras cuatro tiros libres consecutivos de Van Rossom veía cómo una prórroga mortal de necesidad podía tirar a la basura sus muchos méritos anteriores.

Afortunadamente, Vildoza lo volvió a hacer para regocijo de un Baskonia que rubricó un triunfo agónico en su estreno liguero. El Valencia vendió cara su piel, pero no contaba con la aparición final de un exterior tocado por una varita mágica para reinar en estos partidos a cara o cruz. Con la misma sangre fría acreditada hace más de dos meses en la burbuja de Valencia, el marplatense evitó el primer sofocón de la campaña recién iniciada. Henry se disfrazó de Polonara para ponerle el balón en el lugar adecuado. Si en la Fuente de San Luis desató la locura del baskonismo con una bandeja, esta vez acreditó su condición de killer con una suspensión perfecta desde una esquina que arruinó la remontada taronja.

Vildoza demostró ser el elegido para los tramos calientes y con ello permitió al Baskonia escapar de la emboscada tendida por un forastero de menos a más. El desplome alavés fue inversamente proporcional al crecimiento levantino. Pese a su interminable riada de pérdidas, el Valencia consiguió llegar vivo a un epílogo convertido en una moneda al aire. El Baskonia entró al último minuto con una renta holgada (73-67), pero sus caóticos ataques finales y la ingenuidad de Henry para enviar a Van Rossom a la línea de tiro libre instalaron la zozobra. Lo que parecía una tarde plácida y de guante blanco estuvo a punto de desembocar en el primer mal trago de temporada.

Al equipo vitoriano se le hizo excesivamente largo un encuentro controlado de cabo a rabo hasta el minuto 26 y comenzó a pedir la hora mucho antes del bocinazo final. El Valencia Basket, apocado y tibio hasta el intermedio, utilizó la consabida táctica del conejo y halló los antídotos suficientes contra el juego alegre, dinámico y vertiginoso en las filas locales. El encefalograma plano en ataque, con varios jugadores muy apagados -Giedraitis y, sobre todo, Peters- brindó a los de Ponsarnau la oportunidad de colocar el aliento en la nuca a un Baskonia empeñado en vivir de las rentas.

El fuego triplista de los compases iniciales en ambas canastas precedió una diáfana superioridad azulgrana hasta casi el último cuarto. En la primera prueba de fuego de la temporada, el Baskonia fue reconocible por todos sus poros durante 26 largos minutos y aplicó la medicina que más le gusta a su técnico. Salvo algunas desatenciones que permitieron tiros liberados de los levantinos, mordió atrás a un aspirante en horas bajas y con jugadores clave lastrados por su bajo tono físico -léase Prepelic y Williams-, pudo salir a la carrera con regularidad y encontró en Vildoza y Giedraitis a sus francotiradores letales para abrir una significativa brecha en el marcador.

El argentino y el lituano serán los principales aguijones de Ivanovic hasta el aterrizaje del ansiado combo. Entre ambos destaparon las débiles costuras de un Valencia con evidentes problemas para seguir el ritmo azulgrana y también algún peldaño por debajo en la batalla física. Dragic, silencioso pero en su línea de eficacia, también aportó su granito de arena antes de que una monumental pájara ofensiva de los discípulos de Ivanovic comprometiera la victoria. Cinco minutos sin perforar el aro rival son muchos hoy en día para no ver aflorados los problemas y el Valencia se metió de lleno en la pelea con un parcial de 0-10 en la recta final del tercer cuarto.

El conjunto levantino metió el miedo de forma notable, pero el Baskonia se reservó una última bala que a la postre no desaprovechó gracias a la mano salvadora de Vildoza. El Buesa Arena se habría rendido ayer a sus pies de haber registrado una asistencia normal.

Sangre fría argentina Errores de toda clase en los minutos finales, una canasta de San Emeterio y cuatro tiros libres consecutivos anotados por Van Rossom permitieron al Valencia empatar el encuentro a falta de 8'3 segundos. El Baskonia no desaprovechó la última bala gracias al misil exterior obra de Vildoza, bien alimentado por Henry.

26 minutos solventes El Baskonia fue durante tres largos cuartos un equipo rocoso, dinámico y muy reconocible que se le indigestó al Valencia Basket. Su rigor, especialmente en ataque, se desvaneció en la recta final y el cuadro levantino estuvo a punto de propiciar el primer disgusto de no ser por la providencial aparición del exterior albiceleste.

Luca Vildoza

De nuevo la mano salvadora del Baskonia con ese triple final que evitó el primer sofocón del curso. Con la confianza del elegido para la gloria, ejecutó con su sangre fría al Valencia.

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pérdidas taronjas

La notable defensa del Baskonia durante gran parte del choque atascó por completo el ataque visitante.

Ivanovic Volvió a utilizar una rotación de diez hombres en otro partido importante. Fall quedó nuevamente fuera de sus planes en el juego interior y Kurucs también vio los toros desde la barrera. Sedekerskis fue reciclado en la jornada de ayer al puesto de alero. La fórmula de los dos bases en pista se abrió paso con el transcurrir de los minutos para un Baskonia que fue de más a menos frente al Valencia Basket.

Henry, en otras ocasiones errático en la toma de decisiones, supo doblar el balón en el momento oportuno para el descabello del marplatense

Tras una notable primera parte donde fue reconocible por todos sus poros, al equipo vitoriano se le hizo muy largo un duelo casi de ‘play off'