- Que el paso de Patricio Garino por el Baskonia fue amargo para el argentino por todas las lesiones de gravedad que sufrió durante sus tres años de estancia en Vitoria es evidente. Pero en las últimas horas, el nuevo jugador del Zalgiris, ya asentado en Kaunas tras un traslado a toda velocidad a Lituania, ha desvelado que los últimos meses en el club fueron especialmente duros más allá de la grave lesión de rodilla que sufrió, ya que durante la recuperación de la misma Dusko Ivanovic lo mantuvo completamente apartado del grupo. Una experiencia por lo que dice no guardar resentimiento, pero que le ha dejado una cicatriz profunda en el alma por no poder ser uno más del grupo ni vivir junto a sus compañeros el título liguero en Valencia.

"Fueron tres años de muchos altibajos. El tema deportivo queda un poco de costado, aunque aprendí mucho de lo negativo. Me quedaron las ganas de poder demostrar y dar más dentro de la cancha. Estando lejos, con el virus que no pude viajar ni nada, me sentí muy apartado del equipo. Yo no tuve casi contacto con el equipo desde que me lesioné, cuando llegó Dusko. Por reglas del entrenador, no podía ni mirar los entrenamientos ni nada. Básicamente, era un cero a la izquierda. No fue muy cómodo para mí. Yo hacía mi rehabilitación aparte; tal vez entrenaba en el gimnasio cuando ellos estaban en la cancha porque yo no podía estar. También me tenía que coordinar con los fisioterapeutas, cuándo podía estar y cuándo no. Fue todo raro y ver que salieron campeones de la ACB y estar en casa viéndolo solo por la televisión fue feo. No hay otra palabra para describirlo. Me hubiese encantado estar allí, apoyando a los chicos que tanto se han sacrificado entrenando y sentirme un poco más parte. Fue raro; fui parte, pero aún no he hecho balance de cuán parte fui", desveló Garino en una entrevista a través de Instagram con el periodista argentino Carlos Altamirano.

Durante esta etapa, Garino aseguró que su contacto con Ivanovic fue mínimo y que, simplemente, asumió sus normas sin llegar a preguntarle directamente por las razones: "La verdad es que no indagué mucho por no calentarme. Lo respeté y así fue. Las reglas son las reglas y las respeté. No dejé que me influyera el sentirme marginado. Era lo que era y ya está. No pasa nada. No tengo resentimiento ni enojo ni nada. Son filosofías de cada entrenador. No tuve mucho contacto con Dusko. Lo vi antes de los partidos. Nada, un hola qué tal. Y la cena final del equipo. Ni yo me tomé el momento de preguntar por qué ni nada. Como no se veía que yo iba a llegar a jugar a final de temporada si todo iba normal lo tomé como una decisión del entrenador. Tal vez él pensaba que un jugador lesionado podía distraer y molestar a los demás. No me metí, pero, obviamente, me hubiera gustado ser más parte".

Así llegó el punto final a una etapa muy complicada en lo personal, sobre todo tras una última lesión que le llevó incluso a plantearse dejar el baloncesto. Entonces, recurrió a César Bernhardt y su consultoría de psicología del deporte, claves para superar su crisis.

"Llegó un momento en el que dije hasta acá llegué. Lo veía todo negro después de tantas lesiones. En mi vida me había lesionado tanto. Fue llegar al Baskonia y empezar a lesionarme. Pensaba que era algo que estaba en el aire y no quería seguir viviendo así. Después de la cuarta o la quinta seguida, me quise volver a casa. Había perdido el amor por el deporte; era un trabajo que tampoco me gustaba, una obligación. Llegué a plantearme dejar esto y dedicarme a otra cosa. Por suerte, mi mujer me bajó los pies a la tierra y me obligó a buscar esa ayuda y dejar a un lado mi cabeza dura. Vi que había que cambiar algo y sin César no sería lo que soy hoy. Las lesiones pasan y hay que estar duro de la cabeza para superarlas. Ahora estoy recuperando la sensación de amar el baloncesto", señaló.

El presente y el futuro del argentino pasan ya por Kaunas, ciudad a la que ha llegado en las últimas horas y en la que pretende reencontrarse con el baloncesto. "El cambio ha sido repentino y alocado, pero muy positivo. Mentalmente necesitaba el cambio y hacerlo en este lugar lo veo ideal. Me da mucha motivación para entrenar, mejorar y volver a mi mejor nivel", concluyó.

"No tenía contacto con el equipo ni podía ver los entrenamientos por normas del entrenador"

"Ver solo en casa por televisión que salieron campeones de la ACB fue algo feo"

"No dejé que me influyera el sentirme marginado; eran las reglas y punto"

Exjugador del TD Systems Baskonia