- Era un secreto a voces y apenas unas horas después de fraguarse el embriagador éxito en la Fuente de San Luis el Baskonia dio ayer rango de oficial a una de las noticias más esperadas por la afición. Dusko Ivanovic, aterrizado en el Buesa Arena el pasado 24 de diciembre como el auténtico mesías para levantar el ánimo de una plantilla en estado depresivo, seguirá imprimiendo su carácter al equipo vitoriano. La mejor noticia posible ante los difíciles momentos que se avecinan en el futuro debido a la reducción presupuestaria generada por el coronavirus. Nadie mejor que el montenegrino para pilotar un proyecto que será algo más austero y en el que habrá que exprimir hasta el último jugo de la naranja, tal y como ha sucedido en la reciente fase final de la ACB en Valencia.

Tan solo existía un detalle que se aguardaba con cierto interés cuando el Baskonia anunciara públicamente el acuerdo alcanzado con su técnico más laureado. Era, en concreto, la duración del nuevo contrato y en ese sentido la duda quedó disipada ayer. Ivanovic tan solo ha estampado su firma por una única temporada y el club no aclaró en su comunicado si existe algún tipo de cláusula para ampliar un vínculo corto que a simple vista contradice el deseo expresado horas atrás por Josean Querejeta de que el técnico nacido hace 62 años en Bijelo Polje siguiera en Vitoria "muchos años".

Posiblemente tampoco sea este un asunto capital en estos momentos teniendo en cuenta la estrecha relación y la gran química existente entre el presidente e Ivanovic, que tras esta renovación pasará a convertirse en el entrenador más longevo en la historia de la entidad del Buesa Arena.

Y es que la 2020-21 será la undécima campaña en que se siente en el banquillo azulgrana el hombre que ha posibilitado la época más exitosa de un Baskonia de nuevo en lo más alto del cajón. En tres etapas distintas en Vitoria -la primera tuvo lugar entre 2001 y 2005; la segunda entre 2008 y 2012 hasta su destitución en el mes de noviembre-, Ivanovic ha sido capaz de transmitir su ideario ganador e imponer una férrea disciplina, virtudes que han calado hondo en Querejeta y estuvieron detrás de su llamada completamente a la desesperada a finales del año pasado para tratar de levantar el ánimo de un colectivo abandonado a su suerte y con la moral por los suelos.

Descatalogado y caduco para muchos, el balcánico ha vuelto a hacer del Baskonia un hueso muy duro de roer y una china en el zapato de los poderosos. La conmovedora exhibición defensiva ante el Barcelona llevó la firma de un entrenador que también debe agradecer al club azulgrana muchas cosas teniendo en cuenta que se había quedado fuera de la rueda de los grandes banquillos de la Euroliga y hasta hace poco debía conformarse con dirigir al modesto Besiktas turco.

Lejos del Buesa Arena, los resultados de Ivanovic tampoco han sido para echar cohetes y el lugar donde mejor ha podido plasmar su filosofía ha sido indudablemente en Vitoria. Tras sus exitosas etapas en el Friburgo y el Limoges, los posteriores pasos de Ivanovic por el Barcelona, el Panathinaikos o el Khimki se saldaron con resultados bastante discretos. El montenegrino ha completado ocho campañas enteras en Vitoria y a partir de agosto cuando arranque la pretemporada desplazará a Pepe Laso como el técnico más longevo en la historia del Baskonia, al que ha conducido hacia la conquista de siete títulos (tres Ligas ACB, tres Copas del Rey y una Supercopa, además de los dos subcampeonatos de la Euroliga en los años 2001 y 2005).

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El icono montenegrino superará el próximo ejercicio a Pepe Laso como el entrenador más longevo en la historia del Baskonia.