- Cuarenta minutos separan al Baskonia de regresar a una final de la ACB, un territorio que pisaría hoy por novena vez en su historia en caso de deshacerse de un duro escollo: el Valencia Basket. Ni el más optimista de los seguidores azulgranas podría haber apostado por algo así hace unos meses antes de la emergencia sanitaria cuando un cabizbajo y endeble equipo vitoriano deambulaba como alma en pena por todos los frentes y estaba digiriendo, por ejemplo, la dolorosa ausencia en la Copa del Rey celebrada en el Martín Carpena de Málaga.

Pues bien, el parón por la pandemia ha obrado un cambio milagroso que mantiene a los pupilos de Dusko Ivanovic a tan solo dos pasos de proclamarse monarcas ligueros y quebrar un mal fario que ya dura una década. Casualidades del destino, Fernando San Emeterio, el héroe de la tercera ACB para el club azulgrana con aquel inolvidable dos más uno ante el Barcelona, se interpone en el camino de un Baskonia de nuevo con el carácter competitivo de los viejos tiempos, abrazado a la fe para obrar milagros como el protagonizado ante el Unicaja y también reanimado con la vuelta de los lesionados.

Pese a la máxima exigencia del torneo exprés ideado para la resolución del título doméstico y al trajín de partidos en un intervalo tan corto de tiempo, conviene celebrar que el conjunto vitoriano llega bastante fresco de mente y piernas tras los descansos concedidos por el preparador montenegrino ante el Joventut. El Valencia Basket, por ejemplo, ha dispuesto de 24 horas menos de respiro y tuvo que exprimirse al máximo el viernes ante el Gran Canaria para satisfacer su objetivo de acceder a semifinales.

El Baskonia salta esta noche a la cancha de la Fuente de San Luis convencido de que atesora los argumentos suficientes para plantar cara al anfitrión de esta fase final. A priori, se trata de un partido de signo muy incierto y donde no emerge un favorito claro, a diferencia de lo que ocurre en la otra semifinal entre el Barcelona y el sorprendente San Pablo Burgos donde el gigante culé tiene sobre el papel casi todas las papeletas para alcanzar la final.

Vitorianos y levantinos son dos equipos cortados por el mismo patrón en el sentido de quieren imponer un alto ritmo de juego y muestran una predisposición absoluta al contragolpe tras el cierre del rebote defensivo. Además, sus entrenadores disponen de una rotación larga -Jaume Ponsarnau cuenta con doce jugadores útiles, aunque el australiano Brock Motum no está entrando en sus planes- y mantienen una honda preocupación respecto a un jugador con serios problemas físicos antes del salto inicial.

En el Baskonia está por ver si Jayson Granger se ha restablecido del morrocotudo susto sufrido ante el Joventut en el tendón de Aquiles de la pierna izquierda, mientras que Alberto Abalde -una de las grandes sensaciones del torneo- arrastra una lesión muscular que ya le dejó fuera de combate ante los insulares. Lo cierto es que la hipotética baja del escolta gallego, llamado a ser uno de los nombres propios del mercado estival ante el interés del Real Madrid en sus servicios, sería una noticia magnífica para el Baskonia dado su pletórico estado de forma. No solo tiene muchos puntos en sus manos, sino que su espectacular físico le permite ejercer como base y elevar la temperatura defensiva del Valencia Basket.

Henry y Shengelia, reservados en el cierre de la fase de grupos, se suben hoy al barco de la ilusión azulgrana en busca del billete para la final. El Baskonia necesitará la mejor versión de ambos y también el despertar de otros jugadores como Matt Janning cuyo rendimiento ha estado bastante lejos de las expectativas en tierras levantinas. En las filas taronjas, no hay una gran diferencia entre el rendimiento de los titulares y los suplentes, si bien es cierto que Doornekamp y Tobey han conseguido desplazar de un primer plano a Labeyrie y Dubljevic en la rotación de hombres altos. El gran peligro será Jordan Loyd, todo un campeón de un anillo de la NBA con los Raptors de Toronto que viene de endosar 26 puntos al Gran Canaria.