La jornada resultó a pedir de boca y el Baskonia ya puede sentirse semifinalista de pleno derecho en Valencia. La carambola soñada se hizo realidad. El equipo vitoriano batió en primera instancia con toda la angustia del mundo en la prórroga al Unicaja gracias a un tiro libre de Polonara. Para rematar la faena, el Tenerife se convirtió en el mejor aliado por la noche al sorprender al Joventut sin el concurso de tres titulares como Huertas, Shermadini y White. Como consecuencia de todo ello, el Baskonia ha incrustado matemáticamente su figura entre los cuatro mejores y la última jornada de esta ronda inicial frente a los verdinegros será completamente intrascendente, por lo que Ivanovic podrá reservar a sus muchos jugadores tocados.

El paso imprescindible hacia la semifinal dentro de una jornada maratoniana tuvo lugar a la hora de la sobremesa tras un agónico éxito en la prórroga ante el Unicaja. El Baskonia lo tuvo ganado tras una imperial primera parte, lo tuvo perdido más tarde por culpa de un parcial de 0-15 en un tétrico arranque de tercer cuarto y volvió a ganarlo en el tiempo suplementario. Pese a que las fuerzas ya escaseaban y Shengelia malvivía sobre la cancha por culpa de un pequeño esguince de tobillo, el conjunto vitoriano no desaprovechó los regalos andaluces para encontrar una mínima rendija por la que salir victorioso tras un conmovedor ejercicio de supervivencia.

Entre su inquebrantable fe para agarrarse al partido a falta de un minuto y medio para la conclusión con casi todo perdido (70-75) y el vértigo malagueño, encarnado en los errores de Mekel y Ejim desde la personal o la precipitación de Bouteille para intentar disfrazarse de héroe desde la línea del 6,75, emergió una victoria barnizada de tintes épicos que consagró al guerrillero Polonara como un secundario de lujo y permitió vislumbrar la versión más punzante de Henry en una especialidad que no domina como el triple.

El italiano forzó los cinco minutos extra con una canasta sobre la bocina -que debió venir acompañada de un tiro libre tras un faltón de Ejim- y más tarde materializó con máximo suspense uno de los dos tiros libres que certificó el 87-86 definitivo. El base estadounidense, atormentado durante toda la tarde por el bullicioso Alberto Díaz, se sacó de la manga dos triples providenciales en la prórroga y, para rematar la faena, llegó raudo desde el lado débil para firmar un último robo de balón a falta de 1,4 segundos, acción que propició el resoplido de alivio en las filas azulgranas.

Fue un epílogo embriagador para un Baskonia con ánimos renovados y un espíritu competitivo como el de los mejores tiempos en esta novedosa fase final de la ACB. Pese al desbarajuste de una segunda parte para olvidar en la que perdió el rigor adelante, fue maltratado por Díaz y consintió la resurrección del Unicaja, extrajo fuerzas de flaqueza para allanar el camino hacia las ansiadas semifinales.

El periodo para la reflexión alteró bruscamente el desarrollo de un partido con un claro color azulgrana. De bordar el juego en una primera mitad reanimado por su fortaleza en el rebote ofensivo y la dictadura de Ilimane, el faro que elevó la temperatura defensiva tras un arranque bajo mínimos, a comprometer al máximo las opciones de victoria por culpa de una bajada de tensión generalizada y la pobre aportación de casi todos los integrantes del cinco inicial. Shengelia, todo compromiso y pundonor en las condiciones más precarias, restó esta vez más de lo que sumó, Janning sigue sin ahuyentar los fantasmas que le atormentan y Shields fue una pequeña sombra del alero todoterreno ante el Barcelona, de ahí que Ivanovic debiera redoblar su confianza en los elementos de la segunda unidad.

La moneda al aire cayó cara en un epílogo realmente angustioso donde el Unicaja también puso su granito de arena para el júbilo del personal. Henry ejerció de reanimador del Baskonia en todos los sentidos y un contragolpe como mandan los cánones sepultó las esperanzas malagueñas. Después de que Bouteille malograra dos triples, en contados segundos se plantó el cuadro vitoriano en la pista contrario para provocar la falta de la victoria.

Tras recibir de Shengelia, Polonara enfiló como un poseso el camino del aro andaluz. El italiano tan solo pudo ser interceptado con un empujón de Brizuela que le envió a la línea. Erró el primero para dar mayor emoción si cabe a un partido taquicárdico. Aunque no entró limpio, el balón sí terminó por besar la red en el segundo. Con las uñas en carne viva y los nervios a flor de piel, el Baskonia acababa de sobrevivir en las condiciones más extremas. El equipo que no deja de creer con el sello intransferible de Ivanovic, capaz de cambiar la dinámica de un equipo que hace meses amenazaba ruina.

Dientes de sierra El Baskonia fue protagonista de casi todo lo bueno y también de lo malo en el partido. La irrupción de Ilimane le permitió tejer un dominio incuestionable hasta el descanso, momento a partir del cual perdió por completo el rigor en ambas canastas y estuvo a merced de un Unicaja liderado por Alberto Díaz.

Supervivencia pura y dura La inquebrantable fe azulgrana para remontar un encuentro que estaba perdido a un minuto y medio de la conclusión (70-75) y los regalos del Unicaja obraron un pequeño milagro en la prórroga. Con Shengelia 'tocado' en el tobillo, Henry y Polonara alzaron la voz para rescatar un triunfo angustioso.