Le costó cerrar el partido más de la cuenta y se complicó la existencia de manera absurda con una retahíla de errores inocentes, pero el segundo triunfo en la fase final no corrió nunca peligro. Dos de dos y la sensación de que el Baskonia tiene licencia para soñar si le aguanta el físico y algunos jugadores despiertan del letargo. Tan solo se han superado dos etapas llanas (Bilbao Basket y Tenerife) y quedan los puertos de alta montaña (Barcelona y Unicaja), aunque esta suficiencia azulgrana no se había visto casi nunca en los últimos meses.

Pese a su bajada de tensión y sus constantes despropósitos en el epílogo, el equipo de Ivanovic zanjó un nuevo examen con más comodidad de lo que indica el marcador final e hizo del Iberostar un equipo intimidado, menor y huérfano de fe desde el salto inicial.

Casi una sesión de baño y masaje ante un rival que trató de minimizar su desventaja física plantado en una cándida zona 2-3 rota casi siempre por Shengelia. El georgiano no solo fue un puñal a la hora de facturar infinidad de canastas sino un improvisado base que supo hurgar en la herida canaria merced a su notable visión de juego. El Baskonia no solo ganó con suma claridad sino también convenció en vísperas de jugarse el liderato de grupo ante el todopoderoso Barcelona en busca de un pie en las anheladas semifinales ligueras.

Tampoco fue un adversario de mucho peso un Iberostar repleto de complejos y en el que su célebre pareja Huertas-Shermadini careció de peso alguno en el desarrollo del choque. Sin llegar a meter una quinta marcha, el Baskonia impuso la ley del más fuerte alternando fases de aplastamiento con otras en las que pareció dejarse llevar, dosificarse y levantarse el pie del acelerador. En las postrimerías del tercer cuarto alcanzó una renta máxima (65-48) que precedió los únicos momentos de zozobra de toda la noche.

SHENGELIA, BASE EN LA SOMBRA

Un triple de Salin estrechó de forma notable el electrónico (70-65) para un Iberostar sostenido por la chispa de Lundberg, pero el combinado alavés recuperó rápidamente la compostura para no vivir grandes sobresaltos en un epílogo poco inquietante. Tan solo un error de bulto de Polonara al incurrir en una inocente antideportiva sobre Huertas, un icono del Buesa Arena que necesitó casi 38 minutos para inaugurar su casillero anotador, y una sorprendente técnica a Ivanovic alargaron la agonía insular. Los clavos en el ataud fueron sellados por Shengelia con un triple esquinado que supuso la sentencia definitiva.

Vidorreta apostó de inicio por una zona 2-3 que se le indigestó a Henry o Janning, sin acierto para embocar tiros liberados y que pronto enfilaron el camino hacia el banquillo para ceder el testigo a los héroes del derbi. Con la segunda unidad de ambos equipos en pista, el Baskonia impuso su superioridad. Los recambios de Ivanovic volvieron a elevar muchos enteros la dinamita azulgrana en ataque. Diop obvió sus problemas físicos para mejorar con creces el rendimiento de Eric, Polonara consiguió en el cuarto inicial que la sombra de Shengelia no fuera alargada y Vildoza refrendó que su muñeca sigue caliente tras la conmovedora exhibición ante el Bilbao Basket.

El planteamiento zonal del técnico vizcaíno apenas sirvió para dificultar la ofensiva azulgrana. La buena conexión entre los hombres altos -una célebre característica de los equipos entrenados por Ivanovic- propició cómodas situaciones a la hora de perforar el aro chicharrero y Shengelia se convirtió incluso en un perfecto generador de juego desde lo alto de la bombilla sabiendo doblar el balón para sus compañeros en el momento preciso. Eric fue el mejor aliado del georgiano para alcanzar unos dígitos ofensivos más altos de los habituales.

El Baskonia manejó a su antojo el tempo de un partido de guante blanco en el que el Tenerife no mordió con la laboriosidad que le caracteriza y siempre estuvo a remolque de la dinámica propuesta alavesa. Huertas sufrió lo indecible para conectar con su socio Shermadini. Con distintos perros de presa que le colocaron el aliento en la nuca, la principal fuente de alimentación insular careció de la inspiración habitual para imponer su baloncesto ordenado y cerebral. Zeisloft, cuya ficha fue activada ayer, originó las únicas vías de agua en la rocosa defensa azulgrana. Lástima que el apagón final impidiera una victoria mucho más concluyente en el marcador.

LAS CLAVES

Sin problemas ante la zona Vidorreta refugió a su equipo en una 2-3 que no supuso obstáculo alguno para que el Baskonia encontrara múltiples vías hacia la canasta. Shengelia se convirtió en un gran generador de juego desde lo alto de la bombilla para sus compañeros y el equipo vitoriano se adueñó por completo de la iniciativa en el juego y el marcador.

Bajón final. El Iberostar se enchufó al partido en la recta final más por deméritos azulgranas que por sus propias virtudes. Entre antideportivas, técnicas y pérdidas absurdas, los insulares llegaron a colocarse a cinco puntos de desventaja después de tocar fondo en las postrimerías del tercer cuarto (65-48).