- Se aguardaba con una máxima expectación la rueda de prensa convocada ayer por Dimitris Giannakopoulos, el díscolo propietario del Panathinaikos desde hace ocho años más conocido en estos lares por sus desmanes, amenazas a los árbitros e incomprensibles salidas de tiesto que por su buena gestión en los despachos. Encima de la mesa figuraba la posibilidad cada vez más real de abandonar la Euroliga y aliarse con la FIBA, una bravuconada que no ha consumado en los últimos tiempos tras amagar con el divorcio con Jordi Bertomeu en infinidad de ocasiones.

Finalmente uno de los hombres más ricos de Grecia -hijo de Pavlos y sobrino del ya fallecido Thanasis Giannakopoulos, creadores del imperio farmaceútico Vianex- compareció básicamente para anunciar que pone a la venta el club del trébol por el módico precio de 25 millones de euros y recomendar a los futuros compradores que renuncien a la licencia A que también ostenta el Baskonia con el fin de competir en la Basketball Champions League, el torneo creado por el máximo organismo de la canasta para incomodar a la Euroliga en la lucha por el poder del baloncesto continental.

Como suele ser costumbre en un tipo que nunca deja títere con cabeza y al que le pierden completamente las formas cada vez que tiene delante un micrófono, Giannakopoulos escribió el enésimo capítulo de su abierta confrontación con Bertomeu. Lo hizo tras desvelar a bombo y platillo que su familia ha invertido la friolera de 373 millones de euros desde 1987 para convertir al Panathinaikos -uno de los más laureados con seis Euroligas en sus vitrinas- en uno de los grandes transatlánticos continentales.

El CEO de la máxima competición fue el blanco de sus críticas más ácidas durante una comparecencia cargada de odio y reproches. "La Euroliga es una caja negra. Los equipos no saben a dónde van los ingresos y de dónde provienen. Ha alcanzado el punto cero con la exclusiva responsabilidad de Bertomeu", denunció Giannakopoulos, para quien tan solo tres equipos -además del suyo, el Olympiacos y el Maccabi- sostienen la organización a la hora de generar ingresos. "En la última conferencia telefónica, el representante del Real Madrid dijo que la Euroliga no existiría sin el Panathinaikos. Muy honorable. Que alguien le diga esto al señor Bertomeu", sugirió el directivo heleno, convencido de que su etapa al frente del inquilino del OAKA se ha terminado "de manera irrevocable" pero satisfecho por dejar al equipo "campeón y con la cabeza alta".

Una vez selle la venta de un club cuyo valor, a su juicio, está estimado en "75 millones de euros", Giannakopoulos confirmó su firme propósito de que los nuevos compradores tomen la determinación de sacar al Panathinaikos de la competición que le ha hecho grande. "La Euroliga finalmente encontró un competidor. La Champions League es la organización que está por venir y se encuentra lista para acabar con la Euroliga. Hace dos años, nos dimos cuenta de que aún no estaban listos. Ahora sí lo están. Al ver los clubes de la Liga de Campeones de baloncesto y el dinero que quieren invertir, creo que pronto serán el único torneo poderoso en Europa. No dije que nos vamos de la Euroliga y nos uniremos a la FIBA", aclaró un díscolo dirigente que tampoco ahorró dardos hacia el Olympiacos, su rival más acérrimo ahora en el purgatorio de la Segunda División griega.

Junto con otros diez grandes de Europa, entre ellos el Baskonia, el Panathinaikos firmó a finales de 2015 un contrato de 10 años con la Euroliga para disponer de una licencia A y jugar la máxima competición de clubes prácticamente de por vida. En el caso de que alguno de ellos decida romper dicho acuerdo, debería afrontar una indemnización multimillonaria que algunas fuentes sitúan en unos 10 millones de euros.

"La Euroliga es una caja negra, nadie conoce a dónde van los ingresos ni de dónde proceden"

"La Champions League de la FIBA será muy pronto el único torneo poderoso en Europa"

Todavía dueño del Panathinaikos