- En las oficinas del Buesa Arena y del resto de clubes nacionales y europeos, la palabra incertidumbre marca durante estos días una agenda condicionada por la pandemia del coronavirus. Pese a que originales alternativas para acabar la ACB y la Euroliga a modo de play off en una única ciudad ya han sido aprobadas, la evolución de la emergencia sanitaria es imprevisible y, por tanto, cabe la posibilidad de que no haya más baloncesto en la presente temporada pese a los ímprobos esfuerzos de todos los actores. Si las autoridades dan la oportuna luz verde, la temporada se reanudará con partidos a puerta cerrada tras una mini pretemporada y asumiéndose el riesgo de que la aparición de nuevos contagios cercenará definitivamente las esperanzas de los clubes de minimizar unas pérdidas millonarias.

En este sentido, la posibilidad de que algunos jugadores del Baskonia hayan disputado ya su último partido oficial con la elástica azulgrana es algo que puede ir tomando cuerpo a medida que transcurran las jornadas y se vayan recortando fechas al calendario. A finales del mes de mayo está situado el límite para despejar las todavía muchas interrogantes existentes.

Entre que buena parte de la plantilla de Ivanovic acaba contrato en junio y no ha convencido con su discreto rendimiento, otros jugadores que sí interesan pueden recibir ofertas económicamente más lucrativas en unos próximos mercados inciertos por las telarañas en las arcas y también existe la percepción de que al Baskonia le resultará cada vez más difícil soportar algunas fichas debido a sus menguantes ingresos, todo hace indicar que contadas piezas prolongarán su etapa en Vitoria a partir del próximo ejercicio. Ni siquiera un gran final de temporada variará unos planes de futuro muy condicionados por el recorte presupuestario.

No cabe duda de que la crisis del coronavirus dejará muy diezmadas las cajas fuertes de una mayoría de los clubes sin posibilidad alguna de facturar tras haberse bajado repentinamente la persiana. Quedaba por percibir una parte importante de los derechos televisivos del acuerdo con Movistar y han desaparecido de un plumazo ingresos de ticketing y merchandising, de ahí la delicada disyuntiva actual que cuestiona la continuidad en la élite de muchos proyectos.

El Baskonia, uno de los primeros en aplicar un ERTE para ahorrarse el 70% de los salarios durante el estado de alarma, que también negocia en sigilo con los jugadores una drástica reducción de los emolumentos pactados para este curso y se nutre del dinero del Alavés, deberá encontrar fórmulas para reinventarse. Se avecina un escenario repleto de apuros donde difícilmente podrá seguir accediendo a piezas diferenciales.

Los ocho jugadores que acaban contrato el 30 de junio son Jayson Granger, Semaj Christon, Sergi García, Matt Janning, Zoran Dragic, Patricio Garino, Shavon Shields e Ilimane Diop, aunque el club dispone en ciertos casos de una opción para ampliar unilateralmente dichos vínculos. En el caso de presentar una oferta de renovación a alguno de ellos -el alero danés y el pívot senegalés, por ejemplo, sí entran en los planes azulgranas para el futuro- y no ser aceptada, siempre quedará la bala del derecho de tanteo para tratar de retenerles. Eso sí, únicamente si ambos deciden continuar sus respectivas carreras en España.

En esta posible lista de candidatos a recibir una propuesta de renovación, difícilmente estarán Granger o Janning, con sueldos astronómicos que convendría liberar y cuyo rendimiento ha estado lejos de las expectativas por diferentes razones. Hay dudas con Garino por estar recuperándose de una grave lesión de rodilla y en contra de Christon juega su condición de extracomunitario.

Igual de incierto se presenta el futuro de dos interiores como Achille Polonara y Micheal Eric. Ambos estamparon el pasado verano su firma en un acuerdo por dos años, pero la cláusula de corte que puede ser ejercida por el Baskonia dentro de dos meses supone una espada de Damocles. En el caso del fornido pívot nigeriano, posiblemente la gran decepción de la temporada, su salida es algo que todo el mundo da por hecho. El carácter belicoso y la garra del italiano le hacen concebir esperanzas de continuar.

Atados con un contrato de larga duración se encuentran Luca Vildoza, Pierria Henry, Miguel González, Tornike Shengelia y Youssoupha Fall. La valía deportiva de estos jugadores se halla fuera de toda duda, aunque los intereses económicos pueden prevalecer para que más de uno termine dejando su taquilla del Buesa Arena. El icono georgiano, con un sueldo astronómico cada vez más difícil de ser soportado por la tesorería azulgrana -alrededor de dos millones- y con mercado tanto en los grandes de la Euroliga como la NBA, puede convertirse en un foco de negocio. Si la necesidad de concretar traspasos es un objetivo entre ceja y ceja para Josean Querejeta todos los veranos, las urgencias son más acuciantes en este instante.

Quien también acaba su vinculación este verano es el propio Dusko Ivanovic, que acudió a finales del año pasado al rescate de un Baskonia que daba tumbos en todos los frentes y tras unas dudas iniciales estaba logrando poco a poco enderezar el rumbo y estabilizar la situación antes del mortífero virus. Pese a que muchos le consideraban amortizado como entrenador, el montenegrino garantiza unos mínimos de seriedad, disciplina y profesionalidad que le hacen concebir esperanzas a la hora de ser la cabeza visible del próximo proyecto. Esas virtudes pueden pesar más en el subconsciente de Querejeta que la posible savia fresca de otros técnicos con menos horas de vuelo cuando encare el proceso de elección de su capataz.

Luca Vildoza. Uno de los más largos hasta 2024 tras su renovación de la pasada temporada.

Pierria Henry. Acaba su vínculo en 2022. La posibilidad de conseguir un pasaporte europeo está encima de la mesa.

Jayson Granger. Un cupo cuyo contrato expira este 30 de junio. Las lesiones han marcado su desafortunado paso por Vitoria.

Matt Janning. Acaba el 30 de junio, pero el club tiene la opción de que continúe un año más.

Zoran Dragic. Llegó a mitad de esta campaña y tan solo firmó hasta este verano.

Miguel González. Una apuesta de futuro que está comprometida con el Baskonia hasta 2024.

Patricio Garino. Otro jugador al que apenas se le ha visto en su trienio como azulgrana. También finaliza este 30 de junio.

Shavon Shields. Acaba su vinculación este verano, aunque en su caso hay interés en que continúe en el Buesa Arena.

Tornike Shengelia. Tras su última renovación, quedó ligado al Baskonia hasta 2022.

Achille Polonara. Firmó hasta 2021, pero el club alavés tiene una opción de corte este verano.

Youssoupha Fall. Con contrato en vigor hasta 2022.

Ilimane Diop. Acaba contrato el 30 de junio y su continuidad es una prioridad absoluta.

Micheal Eric. Se comprometió por dos años, pero también se le puede rescindir en junio.