- Las consecuencias del coronavirus van más allá de la suspensión de la mayoría de las competiciones en casi todos los países del planeta. El miedo es libre en estos casos y muchos jugadores estadounidenses han decidido dejar en un segundo plano la profesión que tanto aman para priorizar su salud y estar cerca de sus familias. Desde hace tres días, la cascada de rescisiones de contrato en algún lugar está resultando muy llamativa. Sin embargo, es la Lega italiana la competición que se está llevando la palma con una agitación hasta cierto punto comprensible. No en vano, el país transalpino se ha convertido en la primera zona de máximo riesgo en Europa donde el virus ha empezado a propagarse con fuerza.

Uno de los que ya ha realizado las maletas es el exbaskonista David Logan, hasta ahora integrante del De’Longhi Treviso de la Serie A2. El exterior carecía de permiso para hacerlo, pero según aseguró ayer su agente al portal Sportando ha primado “su seguridad”. En el caso de que se arregle la situación, ya ha anunciado su intención de retornar a Italia. Quienes también pretendían continuar sus pasos antes de que entrase ya en vigor la pasada madrugada la suspensión de los viajes a Estados Unidos procedentes desde Europa decretada por Donald Trump son, por ejemplo, Toney Douglas y Jason Clark (Varese), Troy Williams y Zach Thomas (Pesaro), Dominique Sutton (Brindisi), Julyan Stone (Venezia) o James White (Roma). La incógnita es qué sucederá con los norteamericanos que compiten en otros países.