vitoria - Superadas las inquietantes dudas iniciales con ese 6-16 que llevó cierto desasosiego a una grada casi desértica, el desembarco del Tenerife fue pan comido para un Baskonia en línea ascendente y al que Dusko Ivanovic ya ha inoculado un claro sello de equipo rocoso y duro de pelear. La solvencia con la que desfiguró el rostro de uno de los gallitos de la ACB resultó incuestionable. Quinta victoria consecutiva en una racha abierta que ni los más viejos del lugar recordaban, otro refuerzo para la autoestima y la sensación de que los tiempos más duros de la temporada están quedando definitivamente atrás gracias a esta renovada coraza de hormigón.

Tras el considerable desgaste para saldar la semana alemana ante el Bayern y el Alba con una doble victoria, pocos hubiesen barruntado ayer un encuentro tan plácido en el que Ilimane Diop refrendó una jornada más su condición de pieza intocable en el juego interior. Fue entrar el incandescente senegalés en pista y el Baskonia poner el horno defensivo a una temperatura asfixiante para el forastero chicharrero. El canterano recogió con acierto el testigo de un Eric desbordado por Shermadini en los compases iniciales. Las prestaciones entre ambos interiores fueron ciertamente antagónicas y al Iberostar se le apagaron las luces a la hora de dar continuidad a su excelente puesta en escena.

El Baskonia consiguió poner la primera piedra para el éxito desactivando por completo la magia de Huertas, fuera de sus casillas en muchos tramos de la velada ante la defensa tan física de sus pares y al que su contractura en la espalda dejó fuera de combate. Salvo en los albores, su pick and roll con Shermadini fue abortado y el Tenerife se quedó entonces sin el arma de destrucción masiva con la que sostiene su estabilidad en esta temporada. El paulista conserva un cerebro privilegiado a sus 36 primaveras, pero ante directores tan físicos que le colocan el aliento en la nuca tiende a descomponerse y perder la brújula. Es la receta que desaconsejó el pasado verano su continuidad en Vitoria.

desigual músculo No era cuestión de fallar en una jornada donde habían ganado todos los rivales directos y el Baskonia ofreció una versión muy mejorada en comparación con los últimos partidos resueltos de forma agónica. Puede que su baloncesto no siente cátedra ni satisfaga hoy en día a los paladares más exigentes, pero comienza a tener ese poso de grupo pétreo y consistente al que cuesta un mundo derribar. El Iberostar, desangrado en la pelea por el rebote, mucho más liviano en todos los puestos y con el punto de mira muy desviado en sus tiros abiertos, se vio empequeñecido en el Buesa Arena.

Los cambios de Ivanovic surtieron el efecto deseado para cambiarle la cara a un Baskonia que arrancó la confrontación de la peor manera (6-16) y fue víctima de la sociedad Huertas-Shermadini. La diabólica pareja en manos de Vidorreta campó a sus anchas en los primeros minutos dejando en evidencia a Christon y Eric, respectivamente. El dominio chicharrero se evaporó en cuanto el técnico montenegrino llamó a filas a tres jugadores destinados a elevar la temperatura física. Con Henry, Polonara y Diop cerrando todos los caminos hacia el aro visitante, el equipo vitoriano recuperó la autoridad en el juego.

Tan elevado fue el listón de la agresividad en las filas azulgranas que el Tenerife comenzó a manar sangre con un desfavorable parcial de 25-5. El Baskonia subió líneas y apretó al máximo las líneas de pase, de ahí el carrusel de recuperaciones y las canastas fáciles ante un Tenerife incapaz de sacudirse los pesados grilletes azulgranas. No es la vitoriana una versión vistosa, pero sí granítica y práctica para seguir mejorando los registros en una temporada que empieza a adquirir otro color a la espera de rivales más exigentes.

El conjunto insular también perdió la fe a medida que sus cómodos tiros abiertos eran repelidos por el aro. Sin uñas poco afiladas, el Baskonia vivió con extrema comodidad. Poco importó que Shengelia se mostrase más terrenal que de costumbre o descansara muchos minutos en el banquillo. Las rotaciones de Ivanovic permitieron al cuadro alavés mantener la frescura y ensanchar la diferencia. En definitiva, un redentor paseo militar que deja buenas sensaciones antes de afrontar una prueba de fuego en la Euroliga ante el Maccabi.

La figura

Diop

Su ingreso resultó fundamental para darle otro aire a un equipo muy tibio en los compases iniciales. Frenó por completo a Shermadini y también dejó grandes acciones en ataque.

25-5

parcial decisivo

Tras el 6-16 inicial, el Baskonia recondujo el rumbo con el ingreso de Henry, Polonara e Ilimane.

Las claves

Cambios providenciales Ivanovic rescató al Baskonia con la tempranera entrada de jugadores como Henry, Polonara y Diop que elevaron la temperatura física y redujeron el oxígeno a un Tenerife sostenido en los albores por su célebre dúo Huertas-Shermadini. La superioridad física de los vitorianos impidió cualquier atisbo de sorpresa.

Rebote y contragolpes El poderío bajo los tableros y las continuas recuperaciones permitieron al Baskonia anotar con facilidad en transición y evitar el suplicio del ataque posicional. No fue una versión muy vistosa de los alaveses, que sin embargo están sabiendo endurecer su coraza para plantear partidos muy incómodos a todos sus rivales.

el entrenador

2Ivanovic Está consiguiendo inocular al Baskonia un sello de grupo rocoso y granítico. Sus tempraneros cambios fueron providenciales para elevar la intensidad azulgrana. Con Henry, Diop y Polonara en pista, el equipo vio la luz y se disparó hacia una clara victoria. Movió el banquillo mucho más de lo que es costumbre en él y participaron los doce jugadores con un reparto equitativo de minutos.

La entrada del poste senegalés, Henry y Polonara viró un encuentro que había amanecido con el diáfano dominio de Shermadini bajo los aros

La autoridad del equipo vitoriano resultó incuestionable ante un visitante muy liviano y sin acierto que se desangró en la batalla física