Vitoria - Podía haber sido una jornada redonda tras las derrotas del Fenerbahce y Armani que dejaban el ansiado octavo lugar a tiro de piedra, pero los viejos fantasmas resucitaron. A la postre fue otra noche terrorífica tras una parálisis en la segunda mitad que definitivamente ha sepultado las remotas opciones de alcanzar por quinta campaña consecutiva un hueco entre la flor y nata continental. Tan pronunciada fue la caída en picado del Baskonia que incluso se dejó el basket average ante el Zalgiris, un sobrio visitante magníficamente entrenado por Jasikevicius que volvió a retratar las graves imperfecciones del plantel azulgrana.

Han llegado sobre la marcha jugadores para elevar una rotación bajo mínimos, pero en el primer partido tras el adiós de Nik Stauskas quedó meridianamente claro que falta un tirador solvente en el perímetro que desatasque partidos soporíferos como el de ayer en el que cada canasta cuesta un mundo. Paralizado y desastroso tras el intermedio, el Baskonia fue incapaz de penetrar en la tela de araña tejida por el técnico lituano, un perfecto estratega y un motivador nato que oposita desde hace tiempo a un gran banquillo de la Euroliga.

Abandonado por el acierto, huérfano de ideas y lastrado por sus terribles problemas en el rebote, el Baskonia regresó a la cruda realidad en el día que más necesitaba mostrar unas hechuras sólidas para reivindicarse como un digno candidato al Top 8. De nada sirven los regalos de los rivales directos si naufraga con estrépito cada vez que dispone de una oportunidad de oro para echar el aliento a la nuca de sus predecesores en la clasificación. El Zalgiris reabrió nuevamente una herida que parecía taponada tras las últimas victorias previas al parón ante el Asvel y el Obradoiro. Fue un lastimoso ejercicio de impotencia coronado con la pérdida del average tras un mate desperdiciado por Henry, una jugada que ilustró a la perfección los despropósitos alaveses.

Espesura constante La falta de ritmo tras diez días sin competir no fue obstáculo alguno en un arranque donde el Baskonia sí supo domar a un cuadro báltico con el punto de mira muy desviado. A costa de acumular faltas en jugadores importantes como Shengelia, Ivanovic satisfizo su propósito de bajar los guarismos atacantes de un visitante de gatillo fácil en los últimos tiempos. En una de esas noches de perfil árido donde toca ponerse el buzo de trabajo y picar mucha piedra, pronto llegaron los primeros sofocones pese a la falta de uñas del Zalgiris.

Los nefastos porcentajes del perímetro lituano, con Rivers como pieza más damnificada, debieron allanaron el camino a un Baskonia que, a falta de vistosidad, trató de destapar ese espíritu guerrillero inoculado por Ivanovic. Con una plantilla que no va tan sobrada de talento como otras de las que ha dispuesto en Vitoria, el lema del montenegrino radica en apretar los dientes y morir atrás. Eso sí, hubo que lamentar excesivas desatenciones en el cierre del rebote defensivo, algo que concedió numerosas segundas opciones a un Zalgiris sostenido por la capacidad física de Ulanovas y Leday.

En los momentos de mayor espesura, Christon sostuvo los débiles cimientos azulgranas con canastas de bella factura que permitieron mantener la delantera en el marcador. El base americano tomó el relevo a Diop a la hora de anotar tiros abiertos. Por contra, el Zalgiris fue una continua máquina de fallar en el Buesa Arena, algo que le privó de meter todavía más el miedo en el cuerpo a un Baskonia en el que Henry reapareció en la recta final del segundo cuarto con su pertinente máscara en el rostro.

Sin llegar ningún equipo a la combustión plena, el partido tuvo un mejor ritmo anotador a la vuelta de vestuarios. Especialmente por parte de un Zalgiris que volvió a recuperar el mando e incomodó al máximo la ofensiva azulgrana. El desesperante papel de muchos jugadores dejó al Baskonia en 10 pírricos puntos, un pírrico bagaje que dio alas a los bálticos a la hora de lanzarse a por la victoria. Se apagó Christon en el timón, no hubo ninguna amenaza desde la larga distancia, Shields perdió por goleada su duelo ante Ulanovas, Shengelia se vio maniatado por sus pares y Fall resultó desesperante bajo los aros. Del 43-43 se pasó a un demoledor 45-56 que constituyó el principio del fin e hizo justicia con lo visto sobre el Buesa, testigo del encefalograma plano de un anfitrión desquiciante en todas las facetas.

las claves

Encefalograma plano El Baskonia malvivió tras el descanso ante un Zalgiris que le dejó completamente seco en la faceta anotadora. Sin jugadores resolutivos en el perímetro y con una alarmante falta de ideas ante los pesados grilletes lituanos, el equipo vitoriano se adentró en un callejón oscuro del que no pudo salir dejando pasar una oportunidad de oro en la Euroliga.

La cruz del rebote Las graves desatenciones en su propio tablero permitieron a los lituanos numerosas segundas opciones de tiro. Ulanovas causó un daño atroz en esta faceta, dejando en muchas ocasiones al abúlico equipo vitoriano sin capacidad para salir al contragolpe.

FICHA TÉCNICA.

KIROLBET BASKONIA 60: Christon (17), Janning (3), Shields (4), Shengelia (12) y Eric (4) --quinteto inicial--; García (-), Fall (2), Diop (4), Polonara (6), Henry (6) y Dragic (2).

ZALGIRIS KAUNAS 74: Walkup (8), Milaknis (7), Ulanovas (15), Jankunas (-) y Landale (2) --quinteto inicial--; Rivers (3), Lekavicius (13), Hayes (8), Leday (11) y Geben (7).

PARCIALES: 17-13, 18-17, 10-21, 15-23.

ÁRBITROS: Boltauzer, Gkontas y Koljensic. Eliminado por faltas Shields.

PABELLÓN: Fernando Buesa Arena, 10.068 espectadores.