Vitoria - Si algún aficionado se enganchó ayer al encuentro del Baskonia en el último cuarto probablemente llegaría a la conclusión de que algún contratiempo físico había lastrado al capitán Toko Shengelia. Sin embargo caería en un error, puesto que no era esa la causa de que el georgiano permaneciese en el banquillo cuando la suerte del encuentro estaba todavía en el alero. El motivo, afortunadamente, nada tenía que ver con una posible lesión sino con la feliz eclosión que está viviendo en los últimos encuentros Achille Polonara.

El pívot italiano volvió a protagonizar ayer una gran actuación y, como consecuencia de ella, se ganó el premio de estar en el parqué en el momento de la verdad en detrimento del hasta ahora insustituible Shengelia. Una decisión de Dusko Ivanovic a priori sorprendente pero que terminó demostrándose de lo más eficaz. Porque en ese tramo, al igual que había sucedido con anterioridad, el transalpino se convirtió en el auténtico capo de la zona.

Desde su primera entrada al encuentro en el cuarto inicial, Polonara dejó claro que no estaba dispuesto a bajarse fácilmente de la ola positiva en la que se había subido días atrás en Madrid. Tanto cuando actuó de tres -en ese primer periodo- como cuando le tocó ejercer de cuatro sustituyendo a Shengelia, el italiano tuvo una incidencia determinante en el choque.

Sus números no dejan lugar a dudas en este sentido. Especialmente significativa fue su aportación en el rebote hasta el descanso. Nada menos que siete rechaces capturó en esos primeros veinte minutos, cinco de ellos en ataque. Unas capturas que permitieron al equipo continuar enganchado al duelo cuando el acierto en el lanzamiento brillaba por su ausencia. Además, su trabajo defensivo también hizo que el rival sufriera cada vez que trataba de acercarse al aro.

No fueron estas virtudes flor de un día ni mucho menos. De esta manera, tras el tiempo de descanso el jugador transalpino fue capaz de mantener su nivel. Es cierto que el Khimki ajustó más su defensa sobre él para impedir que hiciera tanto daño en el rebote ofensivo pero, pese a ello, no pudo evitar que apareciera en momentos determinantes. Es verdad que no pudo capturar tantos rebotes -acabó con once, seis de ellos en ataque- pero no lo es menos que tocó prácticamente todos los que salían despedidos del aro.

A todo ello le añadió el temple para anotar tiros libres fundamentales cuando el marcador estaba ajustado y tres robos determinantes que permitieron al Baskonia no descolgarse cuando parecía que el rival estaba en condiciones de asestar el golpe de gracia al encuentro. Pero probablemente su aportación más importante fue certificar que el hasta ahora insustituible Shengelia cuenta ya con un recambio de garantías si es necesario. Porque la zona azulgrana tiene un nuevo capo.