La pasada temporada Vincent Poirier se convirtió en un problema irresoluble para el CSKA durante la eliminatoria previa a la Final Four de la pasada campaña y el cuadro moscovita sufrió ayer las mismas penurias ante otro pívot enorme como Youssoupha Fall. Por mucho que tanto entonces como ahora los de Dimitris Itoudis se acabasen llevando el triunfo, dos cincos de corte clásico y una enorme fortaleza bajo los aros se encargaron de sacarle los colores a la batería interior moscovita. El senegalés recogió ayer el testigo del francés, su predecesor en el puesto, para en apenas 16 minutos masacrar a un oponente que no fue capaz de frenar su amenazadora presencia en la pintura. Una valoración total de 30 créditos a la que llegó tras anotar 19 puntos (6/7 en tiros de dos y 7/12 en tiros libres), recoger diez rebotes (seis de ellos ofensivos) y forzar nueve faltas personales. Una brutalidad con la que se llevó por delante a todos sus oponentes.

Tras el castigo al que fue sometido por Dusko Ivanovic tras sus dos faltas en poco menos de dos minutos el miércoles ante el Zenit que le dejaron anclado al banquillo durante el resto del partido, Fall fue ayer el primer relevo interior. Y desde su entrada en cancha dejó claro que iba a ser imparable para los interiores del CSKA. El primero al que se llevó por delante, todo un especialista defensivo como Kyle Hines. Pero ni siquiera las poderosas columnas que el estadounidense tiene por piernas fueron suficientes para atajar la diferencia de centímetros con respecto al senegalés, que empezó a hacer daño a través de rescatar rebotes de ataque con sus largos brazos.

El siguiente encargado de su marcaje fue un Kosta Koufos que se encuentra lejos de sus mejores días en el apartado físico que tampoco fue capaz de aprovechar su altura y peso para detener la amenaza creciente de Fall. El griego hubo de recurrir a las faltas para tratar de frenar al gigante africano y en una de ellas los dos cincos acabaron encarándose. De nuevo, sacó el baskonista a relucir un talante pendenciero que en nada le beneficia y esa acción le condujo a descentrarse, pues apenas unos segundos después cometía una falta antideportiva claramente evitable al zancadillear a Mike James. Una segunda personal que le condujo al banquillo y que hacía presagiar un castigo que se acabó materializando durante todo un tercer período en el que el CSKA abrió brecha en el marcador. Ya en el último cuarto, con poco más de seis minutos por jugarse y los rusos quince arriba, el montenegrino decidió dar entrada de nuevo a Fall, que respondió con un tramo final tremebundo con once puntos que le permitieron al Baskonia meterse de nuevo en el partido gracias al dominio incontestable que el pívot ejerció en la zona ofensiva, acompañado de un buen trabajo en defensa.

Una incidencia gigante que habla bien a las claras del potencial de un jugador que tiene que controlar mejor sus impulsos.