vitoria - Los prolegómenos serán lúdicos con el emotivo homenaje a dos leyendas como Igor Rakocevic y Sergi Vidal, pero la velada tiene visos de convertirse en un mal trago si los desiguales estados de ánimo de los dos protagonistas se plasman con toda la crudeza del mundo sobre la cancha del Buesa Arena. Viendo la precariedad y la alarmante pérdida de competitividad del actual Baskonia, a más de uno se le caerán las lágrimas cuando vislumbre la silueta de dos históricos recibiendo un merecido reconocimiento debido a los incontables servicios prestados en el pasado.

Para competir con ciertas garantías ante un gigante como el Real Madrid que encadena nueve victorias consecutivas en la Euroliga, a este depresivo Baskonia le vendría de perlas disponer de dos exteriores que brindaban a partes iguales en su día instinto asesino ante el aro rival, dureza atrás y, sobre todo, buenas dosis de carácter. Hoy en día, el vitoriano es un grupo huérfano de aquellas inconfudibles virtudes que le adornaban en la dorada época de Rako y Vidal, dos emblemas que esta noche verán retiradas sus camisetas antes del salto inicial.

Aterriza en Vitoria uno de los colosos de la máxima competición y eso es sinónimo de máximo peligro para un Baskonia que está viendo cómo en las batallas más asperas se descompone con una facilidad pasmosa y salen a la luz las alarmantes carencias de su plantilla. El Real Madrid no es el mejor invitado a la fiesta que se presume hoy en un Buesa Arena que, según el club azulgrana, registrará la mejor entrada de la temporada. El cuadro blanco siempre tiene un tirón especial entre una hinchada alavesa obligada a aparcar la depresión y erigirse en ese sexto jugador que ayude a mitigar las ostensibles diferencias entre dos conjuntos como el día y la noche.

Salvo los veteranos Llull y Reyes, Laso comparece en Zurbano con todo su séquito de estrellas en gran forma. El entrenador vitoriano ha recuperado para la causa al mejor Thompkins, invisible en el primer tramo de la temporada, y también empieza a meter en dinámica al tunecino Mejri, otra torre para complementar a un Tavares absolutamente diferencial en defensa. Los lujos que se puede permitir el rival baskonista a la hora de poner y quitar jugadores de su lustrosa planilla son sabidos por todo el mundo.

Lo cierto es que para muchos entendidos en la materia la visita del Real Madrid se ha convertido en una misión prácticamente imposible y llega en el peor momento de la temporada. El Baskonia no solo deberá luchar contra el cansancio derivado de sus exigentes últimos compromisos en los dos torneos sino también contra un visitante dotado de unos recursos ilimitados y con un envidiable fondo de armario que le permite rotar y rotar sin que el nivel colectivo se resienta lo más mínimo.

caer de otra manera Las recientes derrotas azulgranas están escociendo de lo lindo entre las altas esferas y la afición. Una cosa es hincar la rodilla con cierto decoro y otra dejarse llevar emitiendo sensaciones negativas en cuanto a valores innegociables como el sacrificio defensivo, la disciplina táctica o el compromiso colectivo. Los puestos de uno y cinco están en el ojo del huracán desde el inicio del ejercicio, pero los dos tiradores también deben reaccionar y Perasovic implicar a más jugadores en una rotación bajo mínimos debido al residual protagonismo de piezas como Miguel González, Polonara o el recién llegado Sergi García.

De un tiempo a esta parte, el Baskonia se muestra claramente inferior a determinados rivales ubicados uno o dos escalones por encima que imponen un ritmo infernal y le llevan con la lengua fuera en los partidos. La situación puede volverse ya del todo insostenible para Perasovic si el Real Madrid endosa otra hiriente puñalada en el corazón de un equipo que, con todo, continúa teniendo el Top 8 a su alcance. Nada está perdido aún pese a que el optimismo brille por su ausencia en un entorno cada vez más desencantado con el rumbo de los acontecimientos.