Vitoria. Cuando aparecen los rivales de cierta enjundia en la acera de enfrente, el Baskonia sigue demostrando una vulnerabilidad sangrante que le lleva a retirarse a los vestuarios con los mofletes enrojecidos. Las tres victorias consecutivas de la última semana dibujaban un panorama alentador que careció de continuidad en la fatídica visita a la caldera de la Fonteta. En una noche donde careció de antídotos ante la clase de Dubljevic, sufrió la pegada de un incansable Abalde y acreditó una desesperante tibieza para cerrar el rebote defensivo, el equipo vitoriano dio un grave paso atrás en sus aspiraciones continentales.

No solo se mostró muy inferior a un adversario directo en la pelea por el Top 8 sino que el tamaño de la derrota fue de unas dimensiones siderales de cara a posibles empates. Siempre hizo la goma un visitante lastrado por una laxitud desmedida en todas las facetas del juego y al que el Valencia Basket tiroteó desde la larga distancia con un aluvión de triples. La visita a tierras levantinas sirvió para bajar nuevamente a la tierra y comprobar que el Baskonia continúa siendo incapaz de colocarse una coraza de acero en las grandes batallas. Y a corto plazo comparece en el Buesa Arena nada menos que un Real Madrid armado hasta los dientes y sumergido en un pletórico estado físico y anímico.

El Baskonia volvió a ser un grupo inconexo que se movió únicamente a base de impulsos individuales y acabó quemado en la hoguera taronja. Enfrente apareció una colosal versión de un Valencia Basket que le sometió a un castigo incesante a base de un ritmo vertiginoso, toneladas de acierto exterior y del talento inagotable de Abalde y Dubljevic. Shengelia sostuvo casi por sí solo un edificio bastante inestable durante la primera mitad hasta que una técnica y la posterior eliminación detuvieron en seco sus evoluciones. Junto al georgiano, apenas hubo que rescatar algunos fogonazos Vildoza y la resurrección de Shields con todo perdido. Un días más, la escasa contribución del trío de cincos, el escaso despliegue físico de un melancólico Henry o el absentismo laboral de los tiradores penalizaron a una caótica formación alavesa.

el inicio, un espejismo Una oleada anotadora liderada por el alero danés abrió una pequeña rendija al inicio del último cuarto (80-71), pero el Baskonia volvió a desconectarse nuevamente de un partido en el que acabó con un saco de puntos en contra. Cuando hinca la rodilla esta temporada, el maratoniano azulgrana lo hace a lo grande dejándose llevar en el epílogo de los partidos. Completamente desdibujado, sin identidad, reñido con el sacrificio y preso de arrebatos individuales que no conducen a nada positivo.

El intercambio de golpes presidió unos primeros compases en los que Shengelia volvió a erigirse en el faro ofensivo azulgrana con 8 puntos en el cuarto inicial. Tras hacer diana en sus dos primeros triples, el ataque del Valencia Basket se quedó completamente seco. El ingreso de Fall en pista coincidió con un parcial de 4-17 a favor del Baskonia, que sin embargo estropeó en el último minuto su notable primer cuarto por culpa de varias pérdidas inoportunas de Sergi García.

El meritorio paso al frente de la última semana en labores defensivas careció esta vez de continuidad porque el combinado taronja encontró cómodas posiciones para lanzar desde el perímetro, halló pasadizos para las penetraciones y también fue lo suficientemente pícaro como para acudir a la línea de personal con cierta asiduidad. A todo ello hubo que añadir las clamorosas desatenciones en el rebote defensivo que permitieron a los locales numerosas segundas opciones de tiro.

El Valencia Basket se permitió el lujo de endosar varios triples en los finales de cuarto, lo que demostró la pobre respuesta azulgrana en cuanto a concentración y entereza mental. Tan solo algunos tiros libres fallados en las filas locales y el instinto asesino de Shields permitieron prolongar mínimamente las esperanzas de conquistar la Fonteta.

El emparejamiento de San Emeterio con Stauskas también fue perjudicial para los intereses azulgranas. El canadiense se cargó de faltas con excesiva facilidad y con su marcha al banquillo hizo que el Baskonia perdiera mucha dinamita en el perímetro. Los alarmantes problemas para cerrar el rebote defensivo se reprodujeron tras el descanso y el Valencia Basket terminó viviendo demasiado cómodo en una velada donde volvieron a salir a flote las numerosas carencias del plantel en manos de Perasovic.

Demasiado pequeño Tras encadenar tres victorias consecutivas que habían devuelto algo de optimismo al entorno, el Baskonia bajó ayer nuevamente a la tierra en la Fuente de San Luis, donde fue abatido por un volcánico Valencia Basket que le desbordó a base de ritmo, intensidad y acierto exterior. Excesivo desequilibrio de fuerzas entre dos equipos teóricamente parejos.

Laxitud defensiva y rebote El equipo vitoriano volvió a mostrar una tibieza lastimosa en labores de contención y fue incapaz de corregir sus desatenciones a la hora de impedir que su rival atrapara un sinfín de capturas ofensivas. La clase de Abalde y Dubljevic enterró las últimas esperanzas de remontada en un partido que destapó la incapacidad azulgrana en los encuentros de elevado voltaje.