vitoria - La meritocracia es un término al que se alude constantemente en cualquier ámbito del deporte profesional. El cometido de cualquier entrenador siempre radica en ser justo y conceder el protagonismo básicamente a aquellos jugadores que contraen más méritos, pero en este Baskonia tan inestable, melancólico y espeso que no ha arrancado precisamente con buen pie la temporada hay una demarcación crítica donde sorprenden de forma negativa los roles que está otorgando Velimir Perasovic.

Con tres cincos puros en nómina, la única demarcación donde le sobran alternativas al balcánico para escoger teniendo en cuenta la escasez de efectivos en el uno-dos debido a la incesante plaga de problemas físicos, el reparto de minutos no se encuentra hasta la fecha en consonancia con el desigual rendimiento de sus protagonistas.

Transcurridos seis partidos oficiales entre ACB y Euroliga, un margen todavía escaso para emitir excesivos juicios de valor, Youssoupha Fall ha dispuesto de 91 minutos, Michael Eric le sigue de cerca con 88 y a bastante distancia de ambos aparece con tan solo 55 un Ilimane Diop con la vitola una temporada más de tercera y última rotación debajo de los tableros. Un reparto cuando menos controvertido, apreciado el rendimiento de cada uno.

El croata apenas contó con el senegalés a lo largo de la pasada campaña y en los inicios de esta también se reproduce esa aparente falta de química entre técnico y jugador. Casi siempre que ingresa en pista Diop, lo hace en una situación de absoluta emergencia como la vivida el domingo en la hoguera de Miribilla frente al Bilbao Basket. No se deduce una excesiva confianza hacia las posibilidades de un pívot internacional con la selección campeona del mundo que acaba de iniciar su séptimo ejercicio en Vitoria. El suyo es, a menudo, un papel de lo más ingrato como mero revulsivo cuando las cosas vienen mal dadas o es imprescindible una vuelta de tuerca a la intensidad defensiva.

escasos fall y eric Tan solo la absurda descalificación de Fall en el minuto 25, producto de una antideportiva y una técnica, o la delirante puesta en escena protagonizada por Eric en el tercer cuarto con tres faltas en un intervalo de poco más de un minuto concedieron todos los galones a Diop, una de las solitarias noticias positivas del Baskonia en el derbi y también en la última jornada continental ante el Khimki.

La configuración del juego interior en el reciente mercado estival ya originó serias dudas y este arranque de curso está confirmando los peores presagios. De momento, un bisoño Fall paga la novatada en su primer año sometido a una máxima exigencia. Pese a su excelso debut continental en Kaunas, donde su labor en cuanto a intimidación resultó impagable frente a los livianos postes del Zalgiris, sus inicios no están resultando fáciles. Con una peligrosa tendencia a cargarse de faltas y sus incesantes errores desde el tiro libre, una línea a la que tiene visos de acudir con asiduidad forzado por sus pares, aún no ese gigante dominante con el que sueña el Baskonia. En el caso de Eric, sobrado de músculo y poderío físico pero carente de grandes recursos técnicos a la hora de producir en ataque, su aportación tampoco colma las expectativas.

Ninguno ha hecho olvidar hasta ahora a Poirier y Voigtmann, que daban un plus en todos los sentidos. En el caso del alemán, además, disponía de un gran conocimiento del juego y una valiosa visión de juego desde el poste bajo. Únicamente Diop está evitando males mayores en una demarcación donde el Baskonia se ha visto desbordado por todos sus adversarios.

Postes tan distintos como Brandon Davies, Jeremy Evans -este a base de continuos alley oops gracias a su conexión con Shved- y Ondrej Balvin han extendido el terror en la zona alavesa pese a la contagiosa intensidad del senegalés, de los tres pívots de Perasovic el más facultado para defender el bloqueo directo del oponente debido a su rapidez en el desplazamiento lateral y a la hora de volver hacia atrás.