La lesión ya conocida de Jayson Granger y la que sufrió Luca Vildoza el viernes ante el Khimki -un esguince de hombro que no es de excesiva gravedad y que, en teoría, no debería impedirle ser de la partida el jueves en la cancha del Fenerbahce- dejaron al Baskonia ayer con un solo base disponible para afrontar el derbi en Bilbao y Pierria Henry fue el único capaz de aportar dinamismo, con su peculiar estilo ya que gran parte de su juego ofensivo se basa en el uno contra uno para encarar el aro y a veces se aturulla en la toma final de decisiones después de amasar mucho balón, a un ataque azulgrana que se ha instalado en un atasco casi permanente y que vive más de la individualidad que del juego colectivo. El director de juego estadounidense, que tuvo que estar sobre la cancha durante prácticamente 35 minutos, se fue hasta las nueve asistencias y de sus manos salió la escasa creatividad de un equipo que está lejos de jugar como tal como evidencia que entre el resto de jugadores solo diesen tres pases -uno por cabeza de Matt Janning, Patricio Garino y Tornike Shengelia- de canasta.

El ataque del Kirolbet anda seriamente atascado en un arranque de curso en el que se está agarrando a los partidos gracias a la defensa. Ayer falló de nuevo el abrelatas del tiro exterior (6/24, un 25% que no llega al mínimo aceptable cuando muchas situaciones fueron de nuevo claramente ventajosas y cómodas) y eso condujo al colapso de una pintura en la que se comenzaron a acumular muchos jugadores -tanto defensores como atacantes, por la tendencia de muchos baskonistas a buscar el aro desde posiciones muy cercanas- que entorpecían seriamente la circulación. Dificultad para encontrar espacios y también para realizar conexiones, un problema para algunos jugadores que no tienen capacidad para generarse situaciones de tiro por sí mismos y que necesitan de la alimentación de sus compañeros para anotar.

Por ello, la mayoría de las soluciones fueron de nuevo individuales, salvo en el caso de un Henry empeñado en hacer partícipes del juego a sus compañeros -buscó mucho a Ilimane Diop bajo canasta y también alimentó a Youssoupha Fall en las pocas acciones en las que el senegalés pudo aportar algo positivo- hasta que en el último cuarto ya decidió echarse al equipo a las espaldas y buscar el camino hacia el aro de manera directa, con la mala fortuna de esa bandeja que falló de manera inexplicable y que prácticamente finiquitó las opciones de victoria en el derbi.

Precisamente, durante el tiempo que Henry permaneció sobre el parqué la diferencia fue en un punto favorable al Baskonia, por lo que la desventaja final de cuatro tuvo mucho que ver con esos cinco minutos en los que el único base puro descansó. El relevo lo ejerció un Janning con el que el ataque se enfangó todavía más, aunque se trata de un mal que, en este arranque de curso, no solo tiene que ver con los bases.