ERRORES YA CONOCIDOS El derbi fue un calco de partidos anteriores con un Baskonia siempre a merced de la propuesta rival. Cogido con alfileres en la dirección con un único base puro, el vitoriano fue nuevamente un equipo triste e inestable que se movió a base de impulsos individuales. Ni siquiera su mayor calidad salió a flote en Bilbao.

DOS ESTADOS DE ÁNIMO DIFERENTES Ni los jugadores de la vieja guardia ni los nuevos fichajes, especialmente los interiores Fall y Eric, están proporcionando solidez a un proyecto aún en construcción. El Bilbao Basket, más constante y regular durante los cuarenta minutos, recibió un premio merecido a su buen hacer como colectivo.

Lejos de disiparse las dudas, estas continúan en aumento. La temporada vive sus primeros coletazos y la inestabilidad ya se ha apoderado por completo de un Baskonia que ayer volvió a patinar y dar la de arena en un derbi teñido de negro. La tercera derrota consecutiva enciende ya las primeras alarmas. Aún es pronto y la enfermería acoge a jugadores básicos, pero no es menos cierto que el equipo no contagia algo de positividad y alegría al entorno. Con un grupo cogido actualmente con alfileres que no aprovechó la llegada del derbi para reivindicarse y dar un manotazo en la mesa, siguen pintando bastos.

El Baskonia se quemó ayer en la hoguera de Miribilla, testigo de un nuevo golpe bajo para un grupo que no termina de arrancar y emite ya señales preocupantes. Entre los numerosos problemas físicos que han dejado la dirección bajo mínimos, la falta de ensamblaje, las dudas de Perasovic a la hora de delimitar los roles y errores impropios a estos niveles como la autoexpulsión de Youssoupha Fall en el tercer cuarto, el equipo vitoriano hincó la rodilla en un derbi de perfil árido. Vildoza quedó fuera de combate por sus molestias en el hombro y debutó por fin un Stauskas falto de ritmo, pero las sensaciones fueron igual de inquietantes que en días precedentes.

Siempre a rebufo de la propuesta bilbaína y otra vez por debajo en el marcador durante casi todo el choque, el Baskonia purgó sus muchos errores en la centrifugadora del Bilbao Arena. Se movió a base de impulsos individuales y se tambaleó sobre un fino alambre hasta despeñarse con merecimiento en los segundos finales con una sangrante espiral de despropósitos. El triple de Shengelia elevó un empate a 69 que constituyó la antesala de la tragedia. El dominio interior de Balvin, el clamoroso desacierto exterior -Janning y Garino desperdiciaron dos triples completamente liberados-, una bandeja de libro que se fue al limbo por parte de un exhausto Henry -sin apenas descanso a lo largo de los cuarenta minutos- y la sangre fría desde la personal de Schreiner consumaron un nuevo desastre a nivel doméstico.

ilimane y poco más Golpe bajo que echa más leña al fuego de la desconcertante trayectoria liguera y ratifica las dudas de un proyecto con excesivas incógnitas en este instante. A expensas del diagnóstico sobre la lesión de Vildoza, el timón demanda alguna solución en forma de cara nueva. La valía de algunos fichajes también empieza a oler a chamusquina. Fall y Eric fueron, posiblemente, los grandes damnificados de la derrota en Miribilla, donde Diop dejó en evidencia a ambos pívots y se reivindicó con una notable actuación. Veteranos como Shields y Janning, obligado a desempeñar ayer la función de base, rindieron un día más por debajo de lo esperado. A la hora de la verdad, el Baskonia se sostuvo con la raza del senegalés, los leves destellos de Shengelia y algunos chispazos del imprevisible Henry, capaz de lo mejor y lo peor.

Los ramalazos de orgullo en el epílogo con la atosigante presión sobre el base rival resultaron, a la postre, insuficientes. Para entonces, el vitoriano era ya un grupo con la lengua fuera, agobiado por las prisas y lastrado por la ansiedad de tener que enjugar las ventajas locales. Se desperezó una vez más demasiado tarde un Kirolbet tibio en labores de contención y sin la continuidad suficiente para plasmar sus mayores gotas de calidad. Para colmo de males, se repitieron las dudas ante la zona 2-3 de Mumbrú, regresaron las desatenciones en el cierre del rebote defensivo y los porcentajes desde la línea del 6,75 dejaron nuevamente bastante que desear.

Entre medias, Fall hizo un flaco favor a la estabilidad del engranaje azulgrana. En el segundo cuarto recibió una antideportiva que, sumada a la absurda técnica tras el intermedio como consecuencia de un rifirrafe con Balvin, abrió un socavón en el juego interior. Ni el senegalés ni muchos menos Eric, un fichaje cada vez más controvertido que desesperó al personal al inicio del tercer cuarto con tres faltas consecutivas, brindaron un átomo de solidez a una pintura sostenida exclusivamente por Diop. Frente a un visitante sumido en la intermitencia, desprovisto de tablas y con la chispa mínima tras el esfuerzo continental del viernes en la periferia de Moscú, el Bilbao Basket vivió su particular día de gloria. Urge una reacción inmediata.

Visto su nivel, carece de cualquier tipo de lógica que sea la tercera opción en el puesto de ‘cinco’. De lo poco salvable en el equipo gracias a un notable despliegue físico bajo los tableros.