El Baskonia se quedó a medias en la periferia de Moscú, donde dejó escapar una oportunidad de oro para sorprender a uno de los gallitos de la Euroliga facultado para inmiscuir este curso su figura en la Final a Cuatro de Colonia. Fue un constante querer y no poder ante un Khimki vulnerable por todos sus poros y que vivió de las rentas desde el cuarto inicial tras amasar una máxima de 16 puntos (39-23). Ni una mísera ventaja a lo largo de los cuarenta minutos en un encuentro por momentos decepcionante que retrató algunas carencias de la plantilla. Para colmo de males, Stauskas se mantuvo una jornada más en la enfermería pese a que todo hacía indicar que ayer era el día escogido para su reaparición.
Imposible hacer más y cosechar la segunda victoria a domicilio en un día completamente aciago desde el tiro libre (Fall desesperó al personal con 9 de los 15 errores del Kirolbet durante la velada), presidido por la escuálida aportación de los aleros -entre Shields y Garino sumaron 2 pírricos puntos- y la deficiente lectura del juego en los momentos de la verdad que impidió poner un nudo en la garganta al cuadro de Kurtinaitis, incapaz de verse en serios aprietos pese a no disponer de ningún base puro por las bajas de Jovic y Kramer.
Nada que objetar en cuanto al sacrificio, al pundonor o esa inquebrantable fe para intentar agarrarse a un partido torcido desde el salto inicial. Sin embargo, este Baskonia no termina aún de cautivar pese a competir con dignidad en todos los compromisos. Se echaron de menos las imprescindibles gotas de calidad en el epílogo y, sobre todo, un temple distinto desde la fatídica línea de los 4,60 metros, al margen de un punto superior en cuanto a chispa para hincar el diente a un Khimki algo acomodado. En este sentido, sorprendió el castigo de Perasovic a Vildoza, un expediente X desde el inicio del tercer cuarto y de los pocos con capacidad para amenazar desde el perímetro o fabricarse sus propias canastas. Los últimos cinco puntos de Henry, sobrado de físico pero completamente huérfano de pegada desde la larga distancia, únicamente sirvieron para minimizar daños y propiciar un average más decoroso.
la cruz del bloqueo directo Siempre a remolque, el conjunto vitoriano dejó nuevamente dudas en el ambiente y purgó su falta de inteligencia para descifrar una jugada que el anfitrión repitió hasta la saciedad. La sangría provocada por el bloqueo directo ruso resultó alarmante. Shved se sintió en su salsa anotando con facilidad pero, sobre todo, colgando balones a la hora de que Evans y Booker maltrataran sin piedad el aro visitante. Una jugada que fue minando paulatinamente el inestable engranaje azulgrana, golpeado de la misma manera por un Timma sin piedad con su exequipo y con bríos renovados en la periferia de Moscú. El renacido alero letón fue un elemento indescifrable hasta que incurrió en su prematura tercera falta mediado el segundo cuarto, si bien ello no fue óbice para que Kurtinaitis decidiera reservarle para la segunda mitad.
El Baskonia tuvo que navegar contracorriente tras un aciago inicio de partido. Perasovic necesitaba actuar para evitar un desplome imparable y el combustible imprescindible que ayudó a obrar la reacción alavesa procedió de las piernas de Ilimane, encargado de prender la mecha atrás. La presencia de dos bases también mejoró la fluidez de un ataque donde, por momentos, faltaron referentes que anotaran con cierta continuidad.
Pese a su progresivo crecimiento, el Kirolbet siempre se quedó corto a la hora de dar respuestas a un oponente con serios problemas para trasladar el balón a campo contrario en cuanto fue presionado. Tres escoltas como Shved, Bertans y Zaytsev se turnaron a la hora de desempeñar dicha función sin que sus pares aprovecharan la coyuntura. Obviando un esperanzador 73-69, los de Perasovic vieron sepultadas sus esperanzas en un último cuarto donde casi nunca discutieron la supremacía rusa. Ya fuera por un error desde la personal, una mala defensa o un ataque defectuoso, la victoria se marchó por el sumidero. Una absurda pérdida de Shengelia fue la puntilla para un Baskonia que encadena su tercera derrota en cinco partidos oficiales y a la vuelta de la esquina ya encara otro peligroso desafío: el derbi de Miribilla.
ERRORES IMPROPIOS El Baskonia fue un coladero constante a la hora de defender el bloqueo directo entre Shved y Evans. Además, desperdició la friolera de 15 tiros libres y vio cómo sus dos aleros, Shields y Garino, apenas sumaron 2 puntos en el Mytishchi Arena. Con todo, dispuso de opciones reales como para haber ganado.
SIEMPRE A REMOLQUE Tras un errático inicio de encuentro donde se vio golpeado por un viejo conocido como Timma, el conjunto vitoriano nunca se sintió cómodo en una velada que retrató algunas carencias en la plantilla. Faltó pólvora en ataque, una mejor lectura del juego y, sobre todo, más dureza ante un anfitrión sin bases.