vitoria - La segunda de las tres salidas consecutivas que debe afrontar en este envenenado arranque de Euroliga conduce al Baskonia hacia la periferia de Moscú, donde aguarda un anfitrión con uno de los presupuestos más astronómicos de la competición. Alrededor de 33 millones de euros cuesta el adinerado Khimki, otra buena piedra de toque para la tropa adiestrada por Velimir Perasovic que buscará esta tarde dar la oportunidad réplica a un rival de gatillo fácil y verdugo del Maccabi en la jornada inaugural, pero también bastante debilitado por culpa de un puñado de bajas en todas las demarcaciones de la cancha.

La fase regular de la máxima competición continental constituye una carrera de fondo en la que siempre se producen vaivenes y cambios en el estado de ánimo de los equipos. Pese a que siempre hay margen suficiente para reponerse de los errores, el objetivo del Baskonia no es otro que seguir encadenando triunfos a la chita callando y delimitar su territorio en la cruenta pelea por el Top 8. El Khimki, diseñado para objetivos grandilocuentes en verano y cuyos numerosos desencantos en campañas precedentes acucian su estado de máxima necesidad, se encuentra llamado a ser uno de los rivales directos de los alaveses en busca de una plaza entre los elegidos.

La visita al gélido Mytishchi Arena, donde la temperatura ambiental brilla por su ausencia, supone además una buena oportunidad para cicatrizar la herida abierta por el inesperado desfondamiento acontecido en el último partido liguero ante el Unicaja. Ese varapalo ha abierto algunas dudas en el seno del Baskonia, que regaló una victoria que tenía en sus manos tras amasar una renta de 17 puntos. Ni la dirección desde el banquillo a cargo de Perasovic ni el rendimiento de varios jugadores estuvieron a la altura de la circunstancias, de ahí la imperiosa necesidad de reencontrarse nuevamente con las buenas sensaciones en una semana plagada de desafíos. No en vano, pasado mañana aguarda el derbi de Miribilla ante el pujante Bilbao Basket.

El Khimki ha construido una plantilla plagada de nombres rutilantes, aunque Rimas Kurtinaitis no podrá disponer hoy de todo su arsenal. Hasta cinco jugadores causarán baja, tres de ellos de una trascendencial sideral como Stefan Jovic, Chris Kramer y un Timofey Mozgov que sigue su particular puesta a punto para recuperarse de su grave lesión de rodilla. Tampoco estarán dos jugadores rusos con menos peso en los esquemas del técnico lituano como Evgeny Valiev y Egor Vialtsev, mientras que son duda el tirador Dairis Bertans -otro de sus fichajes galácticos procedente de la NBA- y Sergey Karasev.

mucho más que shved Un descorazonador parte de guerra que, eso sí, no debe redundar en ningún tipo de relajación en las filas azulgranas. Y es que, aun con todos estos problemas, el Khimki atesora un potencial formidable con Alexey Shved a la cabeza. El base-escolta ruso sigue teniendo licencia para hacer y deshacer a su antojo, algo que en los últimos años le ha jugado malas pasadas al equipo siempre a la sombra del CSKA en Moscú. Esta vez, sin embargo, parece disponer por fin de varios lugartenientes de lujo como el vigente subcampeón de la NBA con los Golden State Warriors (Jonas Jerebko), una de las revelaciones de la pasada Euroliga en el Bayern Munich (Devin Booker) o Jeremy Evans, ex del Darussafaka capacitado para brindar atleticismo al juego interior.

Por si ello fuera poco, el exbaskonista Janis Timma -en busca del esplendor perdido y que endosó la semana pasada 5 triples al Maccabi- ya es propiedad de la entidad rusa tras ser comprado al Olympiacos. Por su parte, Anthony Gill se encuentra otra vez al máximo nivel tras permanecer fuera de combate durante la práctica totalidad del pasado ejercicio por culpa de su operación de espalda. En definitiva, un adversario con muchos puntos en sus manos pero también vulnerable por todos sus poros si el Baskonia mantiene la solidez defensiva acreditada ante el Zalgiris.

Todo hace indicar que al conjunto vitoriano no le interesará un marcador excesivamente alto y que en un intercambio de golpes puede tener casi todas las de perder apreciada la calidad y recursos ofensivos del cuadro ruso. Un segundo triunfo consecutivo a domicilio sería de un valor incalculable para un Baskonia que, antes de afrontar su primer compromiso en casa a nivel continental ante el Olympiacos el próximo 25 de octubre, deberá rendir visita a otro coco: el Fenerbahce de Zeljko Obradovic.