Vitoria - Hasta diecisiete puntos arriba se llegó a ver el Baskonia en el arranque del tercer cuarto después de haber protagonizado una primera parte en la que borró del parqué al Unicaja con un juego dinámico en ataque y un elevado acierto en el lanzamiento exterior que le condujo a abrir una gran brecha en el marcador aprovechando la endeblez defensiva de su oponente. Todo hacía indicar que la victoria iba a acabar siendo cómoda, pero nada más lejos de la realidad. Lo que hasta ese momento había sido un camino sencillo hacia la canasta rival -el atasco contra la defensa zonal planteada por Luis Casimiro fue alarmante- se convirtió en una auténtica tortura y de los 49 puntos anotados en la primera parte se pasó a los 28 de la segunda. La confianza cambió de bando y, finalmente, el cuadro malagueño encontró el acierto que le faltó al vitoriano para llevarse la victoria.

Los problemas del Baskonia en los finales de partido ya se han convertido en recurrentes en apenas cuatro partidos de temporada. Salvó la cómoda victoria contra el Estudiantes, ante Barcelona, Zalgiris y Unicaja el Kirolbet se ha atascado por completo en su ofensiva. En el Palau, el cansancio acabó atenazando al equipo, pero la falta de ideas fue alarmante. Lo mismo ocurrió en Kaunas, aunque entonces el equipo lituano también estaba sumido en un enorme apagón y se salvó la victoria. Ayer, los malagueños aprovecharon su momento para acabar dándole la vuelta al marcador sin espacio ya a la reacción.

Un final que ni el más pesimista podía presagiar viendo la primera parte, un auténtico vendaval anotador con Garino y Janning ejerciendo de ejecutores y muchas canastas sencillas que sirvieron para abrir una renta muy cómodo y que condujeron a Velimir Perasovic a mover su banquillo y repartir minutos entre todos sus jugadores con profusión.

El panorama comenzó a oscurecerse en un arranque de la segunda parte en la que, tras alcanzar la máxima ventaja (53-36), la fluidez desapareció por completo. Las pérdidas se comenzaron a acumular -hasta seis en este período- y ni siquiera se encontraban opciones de tiro, sobre todo ante la defensa zonal que planteó Luis Casimiro y con la que acabó de cortocircuitar el ataque vitoriano. Así, con un parcial 7-23, los malagueños se metieron de lleno en el encuentro y redujeron la desventaja a la mínima expresión de cara al último cuarto. El Kirolbet parecía seriamente tocado, pero en el arranque del período definitivo consiguió abrir brecha de nuevo hasta los ocho puntos y ahí se le apagaron de nuevo las luces. Sin soluciones ni en la cancha ni en el banquillo -ni un solo cambio desde la entrada de Henry por Shields a 8:52 del final hasta la entrada de Polonara para la última defensa-, el Unicaja estuvo más lúcido para llevarse la victoria ante el bloqueo ofensivo baskonista.