vitoria - Patricio Garino es un jugador renacido tras un verano donde ha sido una parte fundamental de los sonados éxitos protagonizados por Argentina en el Panamericano y el Mundial. En ambas citas, el alero baskonista no solo ha ratificado lo que ya se sabía acerca de su indomable espíritu defensivo sino también ha lucido en ataque un notable acierto desde la larga distancia. En Vitoria aún se resiste su mejor versión, en parte por el cúmulo de contratiempos físicos sufridos, pero le ha llegado la hora de la verdad. Si le respetan de una vez por todas las lesiones, el marplatense de 26 años está llamado a disponer de un rol mucho más importante a las órdenes de Perasovic en el puesto de tres. A un año de que expire su vínculo contractual en la capital alavesa, el Pato también expone con suma claridad su deseo de echar raíces en el Buesa Arena, si bien antes es consciente de que deberá ganarse la ansiada renovación con el sudor de la frente sobre la cancha.
La incógnita asalta tras su exitosa participación en el Panamericano y el Mundial. ¿Vuelve de China con un tono físico ideal o, por el contrario, con las piernas pesadas?
-Me encuentro bien. En cuanto a ritmo baloncestístico, estoy perfecto. Tengo las piernas un poco cargadas por razones obvias, pero nada preocupante que en un par de días no se pueda mejorar.
¿No teme entonces acusar un pequeño bajón en estas primeras semanas de competición?
-No, no... Para nada. Siempre estoy con una sonrisa en la cara y con mucha energía. Creo que, en mi caso y en el de Luca, esta semana será fundamental para integrarnos en el equipo. Queremos descubrir cuanto antes a nuestros nuevos compañeros y continuar bajo las órdenes de Perasovic.
Todo el mundo cruza los dedos para que las lesiones le den un respiro y esta sea por fin la temporada del ‘Pato’. ¿Es consciente de ello?
-Sí, por descontado. Esto lamentablemente no lo puede controlar nadie. No es ni suerte, ni maldición ni nada por el estilo, es solamente jugar y tratar de hacerlo lo mejor posible. El resto está fuera del alcance de cualquier jugador. Considero que la cabeza es un factor muy importante y esta temporada estoy más fuerte que nunca.
Viene de uno de los veranos más importantes a nivel personal donde ha demostrado muchas cosas con su país. ¿Siente que es un jugador con bríos renovados?
-La verdad es que sí. Me gustaría que este sea el año en el que puedo explotar definitivamente. Estoy volviendo a ser lo que era antes. Tuve un par de temporadas con muchos altibajos y no pude ser lo que realmente yo era. Siento que estoy recuperando aquella confianza de antaño. Este verano con la selección me ha venido muy bien para alimentar mi autoestima. Creo que se va a trasladar clarito al Baskonia. Conozco mucho más ya lo que es la filosofía de este club o lo que piden Perasovic y mis compañeros. La cabeza y la confianza están muy altas en este instante. Era cuestión de tocar fondo para ir hacia arriba. Más abajo no podía ir y veo la vida de otra manera. Disfruto mucho más de las cosas y no me presiono tanto a mí mismo por diferentes situaciones.
Sin embargo, los minutos van a estar mucho más caros en Vitoria que en la selección argentina. Hay ocho jugadores para tres puestos en el perímetro y la competencia será feroz. ¿Habrá que hacer más en menos tiempo?
-Seguro que sí. Esto les pasa a todos los jugadores. En Argentina algunos tienen un rol menos protagonista o viceversa. Hay que adaptarse, cada uno debe cumplir su papel en el equipo que esté. Aquí en el Baskonia tenemos un equipo largo que puede ser de mucho beneficio debido a la gran carga de partidos entre ACB y Euroliga. Uno entra en la cancha y deja el cien por cien, pero al momento entra otro compañero con la misma energía y ganas. Tal vez aquí carezca del margen de error para jugar 30 minutos, como sucede en mi selección, pero eso no debe ser ningún obstáculo.
De su entrega, corazón y raza no hay ninguna duda. Sin embargo, ¿le ha pedido Perasovic que se suelte más en ataque y tome más responsabilidades?
-La verdad es que todavía no he dispuesto de mucho tiempo para dialogar con nadie. Conociendo a Peras, ya sé de sobra lo que él quiere de mí. Esa energía, esa entrega a nivel defensivo y revolucionar un poco los partidos con mi presencia. Luego en ataque seguir con la confianza que vengo del verano.
A medida que transcurren los días, ¿sabe mejor la medalla de plata conquistada en China?
-Todavía cuesta. Creo que con el paso del tiempo nos vamos a dar cuenta de la magnitud del logro en este Mundial. Llegar a la final de un evento así ha sido una locura. Los argentinos somos muy perfeccionistas, cancheros y competitivos, de ahí que obviamente tan solo quisiéramos el oro. Peleamos por ello con todas nuestras fuerzas, pero nos encontramos con un rival superior en la final que no nos dejó entrar en el partido. De lo que no hay duda es que si antes del Mundial me llegan a decir que iba a estar presente en la final, lo hubiese firmado.
Estaba firmando grandes actuaciones, pero sorprendió que Sergio Hernández le concediera únicamente diez minutos frente a España. ¿Encuentra alguna explicación lógica?
-Bueno, tal vez se dio así por la situación del juego o el gran papel de Gabriel Deck. También pudo ser una cuestión meramente táctica porque ellos jugaban con doble base y un alero veloz como Rudy. Nosotros también apostamos por pequeños y Brussino tuvo un papel brillante. Fue una decisión del técnico y me toca acatarla. Cada uno tiene su rol y no queda otra que aceptar lo que venga. Tal vez no era mi idea ni lo que yo quería, pero el entrenador sentía que otros compañeros lo estaban haciendo mejor que yo y hay que respetarlo totalmente.
¿Cuál ha sido la pócima del éxito del combinado albiceleste?
-Nadie contaba con nosotros y hemos venido desde atrás con la ambición que siempre fue nuestra seña de identidad. Fuimos a China con la mentalidad de alcanzar lo máximo y competir con la garra que nos ha caracterizado toda la vida. En nuestra cabeza estaba primero el objetivo de clasificarnos para los Juegos de Tokio, más tarde avanzar hacia cuartos de final y finalmente ir a por una medalla. No era algo imposible para nosotros, pero está claro que demostrarlo sobre la cancha iba a resultar mucho más difícil. Vestir la camiseta argentina es una de las sensaciones más lindas que puede tener un deportista.
Este verano afirmó en su país natal que le gustaría seguir en el Baskonia una vez concluya su contrato al final de esta temporada. ¿Se reitera ahora en esta afirmación?
-Seguro que sí. Eso habrá que verlo cuando llegue el momento oportuno, pero me haría muchísima ilusión continuar mi carrera aquí. He de reconocer que le debo mucho al Baskonia. Entiendo lo que supone este negocio y que el Baskonia me siga dando esta confianza después de dos años con tantos altibajos significa muchísimo para mí. Siento Vitoria como si fuera mi casa, así que sería una ilusión. Pero está claro que no hay que apresurarse a estas alturas y me lo tendré que ganar con mi rendimiento.
¿Ha mantenido ya en este sentido alguna conversación con el club azulgrana?
-No. De momento, no hay nada hablado con nadie. Ni yo sé en este instante si tengo opciones de seguir, pero lo que quiero dejar claro es que yo a Vitoria le tengo muchísimo cariño.