vitoria - No hay verano en el que Youssoupha Fall deje de convertirse en un foco de conflicto entre dos países a la gresca por sus servicios. Senegal y Francia libran desde hace años una ardua batalla para disponer a nivel de selección del poder de intimidación y los 221 centímetros del flamante pívot del Baskonia, que tras su cesión del curso anterior en el Estrasburgo iniciará en breve la pretemporada a las órdenes de Velimir Perasovic toda vez que ha renunciado a tomar parte en el Mundial de China.
En realidad, la noticia de su ausencia en tierras asiáticas no ha sorprendido a casi nadie. Se veía venir después de que, en marzo de este año, Fall anunciara públicamente por primera vez su intención de competir al más alto nivel con Francia, el país que le ha acogido desde 2012 y donde ha desarrollado toda su carrera profesional tras ser reclutado por el Le Mans en 2015.
El poste del Kirolbet reniega de Senegal y mantiene vigente su aspiración de ser algún día internacional por Francia. Pese a la feroz competencia bajo los tableros propiciada por la presencia de los NBA Rudy Gobert (Utah Jazz) y Vincent Poirier (Boston Celtics), sin obviar al rocoso Mathias Lessort, reclutado este verano por el Bayern Munich alemán, no se amilana.
A finales de 2017, Fall fue incluido en una extensa lista de 40 jugadores elaborada por Vincent Collet -actual seleccionador bleu y también el que ha sido su técnico en el Estrasburgo- para nutrir a una de las seleccionales continentales más potentes de la actualidad.
Sus trámites burocráticos también han sido laboriosos durante estos años para intentar competir con Francia. Primero escribió una carta a los rectores baloncestísticos de Senegal donde expuso con claridad su renuncia a defender a su país de origen. Más tarde, también elevó su caso a la FIBA antes de comenzar los trámites para la obtención de la nacionalidad gala, algo que conseguiría en marzo de 2017. Sin embargo, el máximo organismo de la canasta ha denegado momentáneamente este objetivo.
sin apego a senegal La última vez que el cinco del Baskonia, natural de Dakar, vistió la elástica de Senegal fue hace siete años en el Afrobasket sub-18 de Mozambique, donde se colgó el oro. Los primeros pinitos de Fall en el mundo del baloncesto tuvieron lugar en un centro formativo y deportivo de este pequeño país africano ubicado en Thiès, pero este hecho no le ha hecho sentir el apego suficiente a una selección cuya Federación sigue envuelta en problemas económicos y no abona grandes sumas de dinero a sus jugadores por participar en eventos internacionales.
Apenas unas horas después de ser convocado por el seleccionador Moustapha Gaye, Fall declinó la semana pasada por enésima vez la invitación para competir en el Mundial. No fue el único en hacerlo, ya que otros baloncestistas senegaleses de prestigio que juegan en la NBA como Gorgui Dieng (Minnesota) o Tacko Fall (Boston) y en la ACB, en este caso Clevin Hannah y Moussa Diagne (Andorra), también se borraron de una cita cada vez más descafeinada por las bajas.
Fall también permaneció impertérrito a la llamada de Senegal para afrontar las ventanas FIBA celebradas en el mes de febrero, de ahí que este nuevo desplante tenga visos de reabrir unas heridas imposibles de cicatrizar. Ajeno a la polémica, el Baskonia confía en que este hecho no le distraiga lo más mínimo a la hora de erigirse en un recambio válido para Vincent Poirier, el pívot con el que algún día podría coincidir a nivel de selección si Francia y Senegal llegan a una entente o el máximo organismo de la canasta atiende el recurso interpuesto por la Federación gala.
Francia acoge entre sus filas desde hace tiempo -no solo en baloncesto sino también en otros deportes como el fútbol y el atletismo- a multitud de deportistas con raíces africanas. Sin embargo, con el nuevo interior del Baskonia ha pinchado momentáneamente en hueso pese a tener la voluntad del jugador de su parte.