Vitoria - Si algo ha demostrado Velimir Perasovic durante sus distintas etapas al frente del Baskonia es que una de sus apuestas predilectas consiste en simultanear la presencia de dos bases en pista. Ya lo hizo en aquella exitosa temporada 2005-06 -la del famoso Oakazo en Atenas que posibilitó la presencia en la Final Four de Praga- con Pablo Prigioni y Roko Ukic aprovechando la habilidad del croata para desplazarse al dos, también fue un recurso que explotó hasta la saciedad en la 2015-16 cuando dispuso de dos potros salvajes como Darius Adams y Mike James y también sucedió así el ejercicio anterior cuando, bien Luca Vildoza bien Jayson Granger tras retornar el charrúa de su grave lesión de tobillo, coincidieron con Marcelinho Huertas.
Pues bien, todo hace indicar que en el futuro, a falta aún de conocer la identidad del dos-tres que resta por llegar para suplir el adiós de Darrun Hilliard, la cuerda exterior acogerá durante muchos minutos a, como mínimo, dos de los tres directores de juego de la plantilla azulgrana. Si por algo se distinguen tanto ambos sudamericanos como el flamante fichaje Pierria Henry es no solo por su capacidad para hacer funcionar la maquinaria desde el puesto de timón sino también destapar su calidad individual a la hora de ejercer como improvisados escoltas.
Cuando el Baskonia necesite desatascar partidos complicados, Perasovic tirará a buen seguro de ellos en busca de la mordiente y munición necesarias que permitan salvar los muebles. Es por ello que el aficionados azulgrana puede ir preparándose para contemplar a varios pequeños juntos sobre la cancha.
El Baskonia es consciente de que necesita adaptarse a la realidad de los nuevos tiempos que corren dentro del baloncesto moderno. Con el paso de los años, los hombres altos han pasado a ser figuras prácticamente decorativas destinadas solo a hacer el trabajo sucio, el perfil del jugador exterior se ha vuelto cada vez más físico y los bautizados como bajitos suelen tener ya la llave que da acceso siempre a los grandes títulos. Los dos últimos finalistas de la Euroliga, CSKA y Efes, iban armados hasta los dientes de anotadores compulsivos susceptibles de causar un destrozo a cualquier rival.
Vildoza, Henry y Granger, este último siempre que le respeten de una vez por todas sus problemas físicos, son bases polivalentes que destacan por su vértigo, su buena capacidad atlética y su virtuosismo anotador. Siendo jugadores de un corte similar, todo hace indicar que serán complementarios en los esquemas de Perasovic y que alguno de ellos ejercerá como escolta a lo largo de muchos minutos. Cabe recordar que en esta posición el preparador croata tan solo dispone en la actualidad de un especialista del triple como Matt Janning, además de Miguel González, cuyos minutos volverán a estar muy caros pese a la creencia generalizada de que necesita cierta continuidad con el fin de saber su techo como baloncestista.
Si se tiene en cuenta que entre las virtudes de Janning no figura la de generarse sus propias canastas, también sería importante que esa última pieza necesaria para el perímetro sepa bajar el bajón al suelo y provocar desequilibrios en el uno contra uno. En caso contrario, el Baskonia puede volver a carecer de efecto intimidatorio, algo que ya sucedió la pasada temporada.