Vitoria - El particular puente aéreo que era costumbre casi cada verano y que conectaba Vitoria directamente con la NBA llevaba años sin funcionar, pero Vincent Poirier reactivará en breve esa conexión entre el Buesa Arena y la mejor competición de baloncesto del mundo por la que tanto talento se ha escapado de la capital alavesa, aunque a cambio de compensaciones económicas de calibre mayor casi siempre. Una cuestión que vuelve a repetirse ahora con el pívot francés, el mejor jugador del Kirolbet la pasada campaña con una explosión que ha llamado la atención de los Boston Celtics para ofrecerle un contrato por dos temporadas en el mercado de agentes libres de los que saldrá el abono de su cláusula de rescisión, de algo más de un millón de euros. El desembarco desde Vitoria a la NBA que arrancó hace tres lustros con la marcha de Andrés Nocioni a los Bulls de Chicago acaba de vivir su décimo capítulo. Una cuestión que evidencia el sensacional ojo clínico de Alfredo Salazar para detectar talento.
Más allá de jugadores estadounidenses que pasaban un tiempo, generalmente breve, en Europa para tratar de volver cuanto antes a la NBA -el de Shane Larkin es el caso más reciente entre otros muchos que han existido-, el Baskonia se ha caracterizado en la etapa reciente por ser un semillero de talento muy explotado por las franquicias norteamericanas. Los ojeadores en Europa de la mejor liga del mundo saben que en Vitoria hay una capacidad excepcional para descubrir talento, pulirlo y explotarlo. Y de ahí las repetidas visitas a la capital alavesa en busca de sus mejores diamantes.
Este particular puente aéreo lo inauguró un Chapu que al final de la temporada 2003-04 presentó por sorpresa una millonaria oferta de los Bulls de Chicago -nadie esperaba que Nocioni fuese el primero en dar el salto- e ingresó al Baskonia la mayor cláusula de rescisión de su historia, con unas cifras increíbles incluso a estas alturas.
Un año después, Arvydas Macijauskas pudo rumbo a los New Orleans Hornets, mientras que José Manuel Calderón desembarcaba en Canadá de la menos de los Raptors de Toronto. Tanto el escolta lituano como el base extremeño, como ya había ocurrido antes con el alero argentino, se vieron beneficiados por ser agentes libres al no haber sido drafteados con anterioridad y así poder elegir destino. Una cuestión que demoró mucho más de lo inicialmente previsto la marcha de Luis Scola al otro lado del Atlántico. El cuatro bonaerense fue elegido en 2002 por los Spurs de San Antonio, pero lo tejanos nunca materializaron su apuesta con un importante desembolso económico y el argentino no se pudo ir a la NBA hasta 2007, cuando los Rockets de Houston se hicieron con sus derechos y se decidieron a afrontar su llegada.
Un año después, en 2008, se produjo uno de los casos más singulares de esta relación entre el Baskonia y la NBA. Tan peculiar que Goran Dragic debutó con la elástica azulgrana después de haber jugado ya en Estados Unidos. Y es que la primera vez que cruzó el Atlántico llevaba dos temporadas en la disciplina vitoriana, pero las había pasado cedido en el Murcia y el Olimpia Liubliana. Cuando todo estaba preparado para que se asentase en Vitoria, los Suns de Phoenix -había sido elegido en el draft de ese mismo año por los Spurs, pero intercambiaron sus derechos con la franquicia de Arizona- de manera sorprendente. El base esloveno, ya convertido en estrella, regresaría al Buesa Arena durante el lockout de 2011 y, aunque con mala suerte en su corta andadura, por fin debutaría como jugador del Baskonia.
En 2010 se produjo otro trasvase que también se aplazó más de lo inicialmente previsto. Y es que los Spurs -el ojo de los tejanos con los europeos es extraordinario- habían elegido a Tiago Splitter en la primera ronda del draft de 2007, pero el brasileño decidió alargar su carrera en Europa para irse a Estados Unidos mucho más formado y como el mejor pívot continental.
Dos años después, en 2012, se produjo una doble salida, repitiéndose la experiencia de 2005. Mirza Teletovic cumplía con las expectativas que auguraban su marcha a Estados Unidos y se enroló en los Brooklyn Nets. La gran sorpresa la protagonizó Pablo Prigioni, la figura que rompe el molde de los trasvases entre el Baskonia y la NBA. Con 35 años decidía finiquitar su segunda etapa en el Baskonia -entre medias había estado en el Real Madrid y en sus dos salidas comprometió seriamente la planificación de futuro del equipo vitoriano, en la segunda encima sin dejar dinero en las arcas al encontrarse al final de su contrato- para marcharse a los New York Knicks.
Tras los años deportivos más oscuros del club en su etapa reciente, en 2016 de nuevo se activaba el puente aéreo entre Vitoria y la NBA. Y, una vez más, como punto de destino se encontraban los Spurs de San Antonio. Los tejanos adquirieron los derechos del alero letón que en un principio había sido elegido por los Pacers de Indiana en el draft de 2011 y, tras ayudarle ese año en la recuperación de su grave lesión de rodilla, no dudaron en acometer su fichaje al final del curso 2015-16..