vitoria - El Baskonia y Marcelinho eran un matrimonio predestinado a separar sus caminos este verano pese a que la convivencia entre ellos haya sido exitosa en los últimos meses. El club asume que necesita piernas más frescas para la dirección de cara al futuro y el inteligente base, con una mente privilegiada a sus 36 años pero cada vez con más apuros para sobrellevar una exigencia desmedida, también ha entendido que necesitará un lugar menos estresante a nivel físico y mental en el que desarrollar la recta final de su carrera. De ahí que el divorcio no haya sido traumático y ambas partes crean que este adiós es simplemente “un hasta luego” o hayan dejado “las puertas abiertas” para volver a reencontrarse en el futuro, quien sabe si con un paulista con alma de entrenador sentado en el banquillo del Buesa Arena.

“Lo mejor para el club y para mí era buscar nuevos objetivos. Cada año se cambia, hay renovaciones y también todo tiene su momento. Igual un año más hubiese sido muy bueno o no. Entonces el próximo verano a lo mejor no hubiese salido de aquí con el mismo sabor de boca que salgo ahora. Era lo más adecuado, lo hablamos Félix y yo al acabar la liga un par de días después. Decidimos que era lo mejor para ambas partes. Tomamos la decisión clara, coherente y tranquila para que no hubiese ningún tipo de mal rollo más adelante. Así dejamos las puertas abiertas para todo”, relató.

Huertas se marcha del Baskonia sin un futuro perfilado del todo, si bien dejó claro que su ambición consiste en “seguir jugando todo lo que pueda al máximo nivel”. En caso de no hacer realidad este objetivo, su alternativa reside en no moverse de la competición en la que se ha convertido uno de los históricos. “Si no puedo jugar en la Euroliga, supuestamente la ACB es el sitio donde tendré más puertas abiertas y más me llama la atención. Conozco el país, la gente? Mi familia y yo estamos adaptados aquí, nos encanta España, pero hasta que no sepa todo lo que hay no podré decir si será aquí, en China, Australia o Brasil”, subrayó.

No cabe duda de que deja un legado imborrable en Vitoria en cuanto a honestidad, entrega y profesionalidad, virtudes que ha paseado a lo largo de dos etapas como azulgrana en las que se ha asentado como uno de los bases más carismáticos en la historia del Baskonia. “Que se me recuerde como uno de los grandes bases es motivo de orgullo. Que me comparen con Bennett o Prigioni no hace falta decir nada más. No tiene precio que la gente me tenga este cariño y me respete por lo que he representado para el club dentro y fuera del campo. Este es el tipo de cosas que me llevo de Vitoria con mucho gusto y me hace sentir orgulloso”, reflexionó el brasileño.

La suya ha sido una reivindicación casi a diario desde que en el verano de 2017 regresase por segunda vez al Baskonia tras una etapa poco fructífera en la NBA. No en vano, le tocó lidiar con muchos prejuicios negativos, todos ellos relacionados con su avanzada edad. Ni siquiera en su emotivo adiós Marcelinho tuvo malas palabras hacia aquellos detractores que trataron de jubilarle antes de tiempo.

“Mi objetivo nunca ha sido cerrar bocas ni demostrar nada a la gente, sino demostrarme a mí mismo y al equipo que podíamos competir. Yo me veía capacitado. Está claro que, al ser tres bases, era difícil elegir para el entrenador, sobre todo teniendo jugadores con características distintas. A veces, no hay tiempo para todos y somos jugadores que necesitamos continuidad para que el equipo juegue como debe. La lesión de Granger, que ha sido el que nos ha dado este plus al final, ha facilitado el trabajo de Perasovic. Luca y yo adquirimos confianza. Cada uno ha tenido mejores y peores momentos durante la temporada, pero es más fácil cuando tienes continuidad”, reconoció.

lesión muscular y vildoza El único borrón de este curso llegó a raíz de la eliminación continental ante el CSKA cuando unas molestias musculares le obligaron a parar varias semanas y se tradujeron en una pérdida de su tono físico y ritmo ideales. Huertas no tuvo reparos en hacer autocrítica, confesando incluso que “es verdad que no fui yo al final de temporada”. “No tenía la pierna al cien por cien recuperada y sabía que había algo que se podía romper. Me he hecho unas pruebas y tengo un déficit de fuerza brutal en una pierna. Todavía no estoy curado al cien por cien y es algo que debo trabajar este verano para no sufrir ningún tipo de riesgo con la selección”, advirtió.

También dedicó bonitas palabras a Luca Vildoza, el base al que ha tratado de aleccionar a lo largo de estos dos últimos años y que tiene en él un espejo ideal a la hora de mirarse si quiere seguir progresando al frente del timón. “Posee una facilidad tremenda para aprender las cosas. Se vio el cambio entre la pasada temporada y esta. Antes no tenía experiencia internacional, es muy difícil venir a Europa y triunfar en un club como el Baskonia. Lo que este chaval ha hecho en dos años deja a las claras lo que puede construir no solo en este club sino en su carrera. Mi único consejo es que siga trabajando duro porque posee buena mentalidad, físico, talento... absolutamente todo. También buena cabeza, porque hay jóvenes con su talento a los que no les ayuda la cabeza. Tendrá una carrera que le dará envidia a mucha gente, incluido yo”, ensalzó respecto al timonel predestinado a ocupar el corazón de los aficionados baskonistas en las próximas campañas.