101
92
Refresco obligado. El técnico croata oxigenó lo que pudo a un equipo con las baterías agotadas tras el esfuerzo continental ante el CSKA. Apostó de inicio por Miguel González y devolvió a la rotación interior a Ilimane y Jones. La gran incógnita residía en quién sería el escudero de Huertas debido a la baja de Vildoza y el escogido fue Shields, una apuesta por momentos poco afortunada.
Un equipo cansado. El partido venía claramente condicionado no solo por las sensibles bajas de Perasovic sino también por la alta factura física y emocional que ha dejado en las filas azulgranas la serie continental ante el CSKA. De ahí los apuros vividos para derrotar a un modesto como el Fuenlabrada.
Demasiada intermitencia. A cada despegue del Baskonia en el marcador se sucedió un alarmante bajón de intensidad que permitió al cuadro afincado en el sur de Madrid recortar la desventaja y mantenerse con vida. El duelo se convirtió en un toma y daca hasta que un parcial de 13-3 en los tres últimos minutos puso las cosas en su sitio. La pegada de Hilliard resultó decisiva.
vitoria - En condiciones normales, el Baskonia aplastaría al Fuenlabrada y convertiría su visita al Buesa Arena en un simple trámite. Sin embargo, la velada de ayer venía condicionada por las sensibles bajas de Perasovic, la presencia de un único base sano (Huertas) y, sobre todo, las secuelas físicas y anímicas que acaba de dejar en las filas azulgranas el adiós a la Euroliga ante el CSKA. De ahí que esta vez el modesto cuadro afincado en el sur de Madrid pusiera un previsible nudo en la garganta del escaso personal congregado esta vez en el Buesa Arena, cuyas gradas estuvieron desérticas para asistir a un insípido triunfo de los alavesas que no pasará a los anales de la historia.
Con el depósito de la gasolina en la reserva tras pelear en balde por un billete para la Final Four, el Kirolbet se topó con uno de esos partidos en los que básicamente el objetivo reside en ganar. Toca felicitarse por ello y nada más porque la tropa vitoriana sesteó más de lo debido y jugó con fuego durante excesivos minutos permitiendo que los de Jota Cuspinera llegaran vivos a los tres últimos minutos. Fue entonces cuando un mínimo de seriedad en ambos aros sirvió para poner las cosas en su sitio. Dos providenciales triples de Hilliard y Huertas salvaguardaron la integridad de un Baskonia reñido con la continuidad que, hasta casi el bocinazo final, no pudo quitarse el aliento en la nuca de un visitante correoso, bien plantado y con el veneno de Paco Cruz.
El mexicano, al igual que Eyenga, Kravtsov, Kemp o Rowland, aprovecharon la escasa mordiente defensiva azulgrana para mantener vivo el sueño del Fuenlabrada, que hizo la goma durante los cuarenta minutos y siempre encontró en la relajación local un salvavidas en busca de la sorpresa que le hubiese dado virtualmente la permanencia. Aun con todas sus imperfecciones, su cansancio a cuestas y su autocomplacencia, el Baskonia terminó imponiendo la lógica en un encuentro más propio de un All Star. Ambos contendientes dieron rienda suelta al frenesí anotador y hallaron toda clase de pasillos para perforar el aro rival. Ese duelo de boxeadores benefició, a la postre, al conjunto alavés, más contundente y preciso gracias a la tremenda pegada de Hilliard -6 de 9 desde la larga distancia- y el dinamismo de un Shengelia en línea ascendente tras su larga convalecencia.
Los primeros 17 puntos del Baskonia llevaron la firma del cuatro georgiano y Poirier, que al igual que otros compañeros no dudaron en ensañarse con la defensa más frágil de toda la ACB. Perasovic era consciente de que el desembarco del Fuenlabrada resultaba propicio para refrescar al plantel tras el titánico desgaste -físico y mental- de la eliminatoria ante el CSKA. El croata apostó por Miguel González en el cinco inicial y devolvió a la rotación interior a Ilimane y Jones, pero la gran incógnita residía en quién oxigenaría a Huertas ante la baja de Vildoza. Shields fue el escogido y lo cierto es que el experimento no dio los frutos deseados, al menos en unos primeros minutos donde se le vio al alero estadounidense bastante inseguro a la hora de inyectar rigor al juego.
La primera reválida post-Euroliga dejó más sombras que luces pese a que el Baskonia cumplió el pronóstico y la tercera posición de la fase regular ya está virtualmente en el zurrón. Se vio un equipo agotado, con las piernas pesadas a la hora de correr hacia atrás, destemplado y sin la pujanza habitual a la hora de apretar las líneas de pase madrileñas. Todo ello fue aprovechado por un Fuenlabrada de gatillo fácil para subirse a las barbas del poderoso e incluso gozar de una mínima ventaja (88-89) a falta de cinco minutos para la conclusión. A cada despegue azulgrana se sucedió una pronunciada bajada de tensión que daba emoción a la contienda. Cuando todo hacía indicar que el partido desembocaría en un cara o cruz, el Baskonia despertó a tiempo de su letargo, únicamente permitió una canasta en juego a su rival en el epílogo y se disparó gracias a un concluyente parcial de 13-3. En definitiva, un trámite solventado con la ley del mínimo esfuerzo a la espera de recuperar efectivos.
Poco a poco va recuperando las sensaciones previas a su lesión. Fue un ciclón en ataque desde el salto inicial. Anotó canastas de todos los colores y se mostró infalible desde el tiro libre.