vitoria - No cabe duda de que el Baskonia necesita oponer muchos argumentos encima de la mesa si quiere salir airoso de una eliminatoria tan exigente en el plano físico y mental ante un coloso como el CSKA. Aunque no infunde el terror de antaño, el moscovita es un equipo que lleva al límite al rival de turno gracias a una elevada cadencia anotadora y un nivel físico muy difícil de ser contrarrestado durante los cuarenta minutos.

Llega un momento en que mantener el listón de la intensidad se vuelve casi imposible y se produce algún desfallecimiento mortal de necesidad. El Baskonia ha competido durante casi todos los minutos de los tres asaltos celebrados hasta la fecha ante los discípulos de Itoudis, pero aún no ha conseguido la mejor versión de algunas piezas predestinadas a brindar un salto de calidad cuando se cuecen las habas. Y ese es un lujo que bajo ningún concepto se puede permitir si quiere optar a su sexta Final Four de la historia.

Si hay un jugador sobre el que se hallan depositadas casi todas las miradas en busca de un paso al frente que ayude esta noche a los vitorianos a forzar un desempate, ese no es otro que Luca Vildoza. El irreverente argentino se busca en el espejo, pero todavía no se reconoce a sí mismo en una eliminatoria donde le está costando más de lo esperado dar la réplica a dos bases tan diferentes como los que Dimitris Itoudis tiene a su disposición.

Por un lado, emerge un jugador de corte físico como Daniel Hackett, que le hace sentirse muy incómodo cada vez que decide postearle para aprovechar su mayor envergadura. Cuando el italiano descansa en el banquillo, aparece en cancha otro miura peligroso, en este caso un hombre mucho más virtuoso y talentoso con el balón en las manos como Sergio Rodríguez, capaz de sacarse el conejo de la chistera más insospechado.

Para colmo de males, unas pequeñas molestias musculares están impidiendo a Vildoza alcanzar ese estado de ebullición que hace de él, a menudo, un director de juego diferencial. Capaz de lo mejor gracias a ese talento descomunal pero también de lo peor cuando la ansiedad le juega malas pasadas, el director de juego marplatense está rayando a un nivel de lo más discreto en la serie ante el CSKA.

No solo le ha abandonado el acierto desde la larga distancia con un acierto ínfimo, sino que, salvo en contadas ocasiones, está tomando malas decisiones y trasladando una inseguridad perniciosa al frente del timón con muchas pérdidas evitables. Tras promediar casi 10 puntos y 4 asistencias en la fase regular de la Euroliga, Vildoza ha acreditado en los tres choques ante los moscovitas 6,3 tantos y 3,3 pases de canastas. Además, ha subido su número de pérdidas y sus porcentajes son sensiblemente más bajos, sobre todo desde la línea de tres.

Ante la previsible baja de Janning, es factible que Perasovic le desplace hoy al puesto de escolta durante muchos minutos para descargarle de labores creativas y trate de generarse sus propias canastas en busca de esa confianza extraviada.