vitoria - El Baskonia puso ayer rumbo al sueño de la sexta Final a Cuatro de su historia. Como no podía ser de otra manera, lo hizo con la máxima ilusión en su equipaje pese a que el reto y el rival tienen su miga. Moscú y el CSKA han sido sinónimo de frustraciones desde hace muchos años, pero al maratoniano azulgrana le ha llegado la hora de intentar cambiar el rumbo de la historia si quiere estar presente en la gran fiesta del baloncesto continental prevista en el Buesa Arena entre los días 17 y 19 de mayo.

Al menos, se agolpan encima de la mesa los motivos como para creer seriamente que el Kirolbet será competitivo hasta las últimas consecuencias en una eliminatoria al mejor de cinco partidos donde el CSKA parte indiscutiblemente con el cartel de claro favorito. Los dos encuentros de la fase regular han estado presididos por un gran equilibrio, el conjunto adiestrado por Dimitris Itoudis no ha demostrado, salvo en muy contadas excepciones, la superioridad que se le presupone gracias a un astronómico presupuesto de 40 millones de euros y entre los expedicionarios azulgranas que se subieron ayer en Foronda al vuelo chárter fletado por el club para la ocasión con destino a la capital rusa se encontró Matt Janning.

El escolta nacionalizado georgiano, restablecido ya de la microrrotura de la fascia plantar de su pie derecho, ha acortado en dos semanas los plazos de recuperación establecidos a mediados de marzo por los galones e integrará el roster que el Baskonia presente esta tarde en el Megasport Arena. Otra cosa distinta es saber si estará capacitado para ofrecer minutos de calidad en una jornada donde no valen las medias tintas ni podrán comparecer sobre la pista moscovita jugadores que no se hallen en su plenitud física. La recuperación de Jayson Granger, el único inquilino de la enfermería azulgrana en este instante, va para más largo.

El conjunto alavés tiene clara la consigna antes de volver el jueves por la noche a casa. Se trata de intentar sumar, al menos, un triunfo para arrebatar el factor cancha al CSKA y retornar al Buesa Arena con esperanzas de finiquitar la eliminatoria al amparo de sus aficionados. Si dicho objetivo no se hace realidad, las esperanzas se desvanecerán casi por completo porque no parece haber nacido el equipo en Europa que pueda hacer hincar la rodilla tres veces consecutivas a uno de los tres diáfanos candidatos al reinado del torneo junto al Fenerbahce y al Real Madrid.

Apreciado el precedente del duelo protagonizado por ambos contendientes el pasado 4 de abril, no queda otra que rozar la perfección y resistir durante los cuarenta minutos las acometidas de un rival con un fondo de armario interminable para hacer muy largos los partidos. Al Baskonia no le bastaron tres cuartos de un nivel casi sobresaliente y su bajón en el epílogo fue aprovechado por el CSKA para remontar la contienda.

El opulento cuadro ruso no solo se nutre de un cuarteto de auténtico lujo integrado por el Chacho, Nando De Colo, Cory Higgins y Will Clyburn, todos ellos de gatillo fácil, sino que también atesora otras armas mortíferas como los tiros abiertos del francotirador Alec Peters, el trabajo multidisciplinar del siempre rocoso Nikita Kurbanov, el músculo del incombustible Kyle Hines y también el saber estar de Daniel Hackett, un fornido base que causó un destrozo irreparable en el último partido gracias a su juego de espaldas en los momentos calientes. Ni Luca Vildoza ni Marcelinho Huertas, mucho más livianos, disponen del físico ideal para poder defenderle en el poste bajo, por lo que Velimir Perasovic deberá diseñar alguna estrategia en la pizarra que contenga esta posible hemorragia.