vitoria - Para conocer la dimensión del titánico reto ante el que se enfrenta el Baskonia, tan solo hay que poner un dato encima de la mesa. Si el maratoniano azulgrana quiere estar presente en la Final a Cuatro prevista en el Buesa Arena, es consciente de que, al menos, deberá profanar una vez el Megasport Arena, una cancha teóricamente gélida ante la escasa presión ambiental en comparación con la olla a presión de otros santuarios continentales pero donde el CSKA se convierte en un muro de hormigón contra el que salen despedidos prácticamente todos los visitantes.

El ruso ya es de por sí un conjunto prácticamente inabordable, aunque cuando actúa como local su peligro crece de forma exponencial. Y eso es algo que las estadísticas de las tres últimas ediciones de la Euroliga ponen de manifiesto. Desde que se instauró el formato de todos contra todos en la máxima competición y los dieciséis participantes pueden llegar a disputar un máximo de 18 partidos al amparo de su público, los 15 de la fase regular y tres más correspondientes al Top 8 en caso de obtener la clasificación, conquistar el recinto moscovita constituye un objetivo plagado de dificultades.

Tan solo cuatro derrotas acumula durante este periodo de tiempo un CSKA que suele saldar casi todos sus encuentros en casa con victorias contundentes. En las campañas 2016-17 y 2017-18, tan solo el Fenerbahce encontró un resquicio de debilidad en el inminente rival del Baskonia. La primera vez se impuso por un claro 79-95 tras marcar la pauta del choque desde el salto inicial. Los de Obradovic necesitaron al año siguiente una prórroga para revalidar su éxito (93-95) en un partido donde el pívot checo Jan Vesely se fue hasta los 31 puntos gracias a una actuación asombrosa.

En este ejercicio, únicamente han sido dos los visitantes que han rascado algo positivo de su visita al Megasport Arena. El 11 de enero fue el Maccabi -por entonces en un gran momento de forma tras la llegada de Ioannis Sfairopoulos al banquillo- quien arrancó un triunfo de prestigio por 76-93, mientras que el 15 de marzo un triple contra tablero de Nick Calathes permitió al Panathinaikos dar un paso de gigante para convertirse en cuartofinalista continental.

Nadie más, a excepción de israelíes y atenienses, ha degustado las mieles de la victoria en una cancha donde el Baskonia acumula incontables decepciones desde casi tiempos inmemoriales. De hecho, su último triunfo en Moscú data del lejanísimo 2005. Desde entonces, siempre ha regresado a casa con las manos vacías.

Otro dato que ilustra el poderío del rival azulgrana, presente en casi todas las Finales a Cuatro celebradas en los últimos tres lustros, es que acumula más de una década sin perder como local en el play off de cuartos de final. Otro clásico como el Olympiacos tiene el honor de haberle infligido el 9 de abril de 2008 la última derrota (74-76) en el partido inaugural de los cruces, aunque el CSKA terminaría haciéndose con el billete para la gran fiesta del baloncesto europeo tras imponerse en el segundo asalto en El Pireo y rematar la faena en el tercero en el Universal Sports Hall. - O.S.M.