vitoria - Patricio Garino ha vuelto a confirmar que es un jugador de cristal pasando a engrosar la saturada enfermería del Baskonia, en la que también se encuentran Toko Shengelia, Jayson Granger y Tadas Sedekerskis, El alero argentino, que comenzaba a ver la luz al final del túnel tras permanecer casi dos meses en el dique seco como consecuencia de un esguince de rodilla, se lesionó en el entrenamiento vespertino del pasado sábado y causó baja el domingo ante el Barcelona, dejando un día más la rotación de Perasovic en tan solo ocho efectivos.
Tras reaparecer por espacio de un minuto y medio en el choque continental resuelto por el Kirolbet sobre la bocina ante el Armani Milan, Garino sintió unas molestias que encendieron rápidamente las alarmas dentro del club y obligaron a someterle a diferentes pruebas médicas. Pues bien, el club azulgrana informó en la tarde de ayer que el marplatense sufre “una lesión muscular de grado II en los isquiotibiales de su pierna derecha” y se le practicará “un tratamiento de recuperación supervisado por los servicios médicos baskonistas”.
El plazo estimado para su vuelta a las canchas es de aproximadamente tres semanas, por lo que llegará muy justo para afrontar su participación en la Copa del Rey prevista en Madrid del 14 al 17 de febrero. En caso de que finalmente se recupere, Garino apenas dispondrá de ritmo ni tono físico en un evento que siempre requiere estar en perfectas facultades. La lógica dicta que el Pato apenas podrá ayudar a un Baskonia bajo mínimos que necesita de forma urgente desde hace semanas algún refuerzo para encarar con ciertas garantías un tramo crucial de la Euroliga donde se juega casi todas sus opciones de acceder al Top 8.
Se trata del enésimo contratiempo a nivel físico para un exterior lastrado por la falta de continuidad durante su año y medio de militancia azulgrana, donde toda clase de percances le impiden vestirse de corto con cierta regularidad. Garino, un jugador muy del gusto del Buesa Arena por su entrega y al que le queda todavía un año más de contrato en Vitoria, ha disputado esta temporada 20 partidos entre ACB y Euroliga, si bien nunca ha conseguido rebelarse ante su rol de cuarto alero por detrás de Matt Janning, Darrun Hilliard y Shavon Shields. Incluso la presencia de dos directores de juego en pista le ha relegado durante muchos minutos al banquillo.