Su situación amenazaba desde hace ya algún tiempo con convertirse en un misterioso expediente X. O una desaparición propia de las muchas que, desgraciadamente, llenan los programas de sucesos. De manera completamente inexplicable para la gran mayoría, el rendimiento de Johannes Voigtmann había seguido un inexorable ritmo decreciente hasta llegar a convertirlo en un jugador prácticamente irrelevante en este Baskonia. Un lujo que, evidentemente, el equipo de Zurbano no se puede permitir y un jugador con unas condiciones tan notables como las del teutón tampoco. Sin embargo, probablemente cuando menos se esperaba, el siete baskonista resurgió con fuerzas.
Tal vez animado por el ambiente propio de estas fechas, lo cierto es que el pívot alemán regresó ayer a casa por Navidad. O, lo que es lo mismo, demostró lo mucho que puede aportar al cuadro azulgrana y lo complicado que resulta para cualquier adversario intentar pararlo. En un duelo marcado por las destacadas ausencias de Shengelia, Granger y Garino, Voigtmann no dio uno sino varios pasos adelantes para reclamar un protagonismo que, en condiciones normales, debería corresponderle todos los días.
Probablemente sabiendo que la baja del capitán iba a aumentar considerablemente su ración de minutos, el alemán compareció en el encuentro con una tranquilidad y un aplomo completamente desconocidos. El equipo, además, le buscó en las primeras acciones ofensivas del duelo y su respuesta no pudo ser más positiva. Siete de los doce primeros puntos del Baskonia -los que abrieron la primera brecha en el marcador (0-12)- llevaron su firma. Pero es que, además, dominó la zona, distribuyó juego y minimizó a su par en defensa.
Un repertorio de auténtico lujo en definitiva que fue capaz de mantener durante los algo más de 32 minutos que estuvo en pista hasta acabar con 11 puntos, 8 rebotes, 7 asistencias y 23 de valoración. Una vez iniciado este esperado viaje de vuelta a su mejor versión, solo cabe esperar que mantenga el rumbo a toda máquina.