La antigua Mano de Elías volvió a ser varios años después una pista talismán para el Baskonia, que revivió en un terapéutico último cuarto a la hora de facturar otro triunfo capital que le permite merodear ya las posiciones de Top 8. A 30 segundos para la conclusión, todavía restaba un último cartucho para intentar deshacer la igualada en el marcador (79-79). La ruidosa afición macabea se vio silenciada tras dos posesiones que salieron a pedir de boca y premiaron la fe azulgrana.

Un pick and roll entre Vildoza y Poirier, culminado por el interior francés con la virulencia y estruendosidad que le caracteriza enviando al suelo a cuantos defensores le salieron por el camino, constituyó la primera puñalada en el corazón de uno de los santuarios míticos del Viejo Continente. Una posterior pérdida de Wilbekin, que ni siquiera miró el aro, sepultó definitivamente las esperanzas de un anárquico Maccabi, cuyo dominio comenzó a evaporarse mientras sus dos pívots titulares desfilaban progresivamente hacia el banquillo eliminados por las faltas. Black y especialmente O’Bryant dejaron huérfana la zona local y el Kirolbet no desaprovechó una oportunidad pintiparada para rememorar el dulce sabor de aquellas memorables victorias de antaño en Tel Aviv.

Cinco derrotas después y tras dos largos meses de secano, el maratoniano azulgrana reinó a domicilio en la Euroliga. Y lo hizo tras otra actuación repleta de altibajos en la que sorteó varias fases críticas y estuvo a punto de besar la lona en el tercer cuarto cuando el Maccabi amasó rentas de diez puntos (55-45) e incluso desperdició ataques para hacer más grande la herida. Tras un tremendo error de cálculo de Sfairopoulos, que no supo prevenir los problemas de faltas de O’Bryant, el Baskonia vio la luz y aprovechó el terrible desconcierto local, encarnado en Wilbekin, el mejor aliado de los alaveses en otro taquicárdico epílogo que salió cara.

muy titulares y muy suplentes Si por algo destaca la nueva versión azulgrana con Perasovic en el banquillo es básicamente por su mayor resistencia mental. Pese a los momentos de zozobra, el Kirolbet halló una pócima milagrosa para desembarazarse de los pesados grilletes macabeos. La guardia pretoriana del entrenador croata, muy reducida pero efectiva a más no poder ante el absentismo de excesivas piezas (Huertas, Granger, Shields, Voigtmann e Ilimane restaron más que sumaron) emergió cuando peor pintaban las cosas para cambiar el destino de otra velada encaminada a una nueva decepción.

Con sus imperfecciones, Vildoza fue el base más estable y suplió su falta de clarividencia con acierto desde la larga distancia. Janning acreditó su instinto asesino con varias picaduras mortales de necesidad en el magullado físico israelí dentro del último cuarto, Hilliard volvió a sumar en silencio y Shengelia fue eliminando paulatinamente a todos los interiores locales percutiendo hacia el aro desde todos los lugares. El georgiano revivió sus fantasmas desde el 4,60, pero convirtió los cuatro tiros libres decisivos en la recta final. La guinda al pastel vino propiciada por la contundencia de Poirier, decisivo con un rebote ofensivo y un mate que certificaron un triunfo angustioso pero de una valía incalculable.

El desigual emparejamiento entre Shengelia y O’Bryant propició interesantes ventajas para el Baskonia en los primeros compases. Toko castigó el flanco más débil de la defensa macabea, aunque su marcha al banquillo en el minuto 9 coincidió con una grave parálisis azulgrana en ataque. Con los suplentes en cancha, la estabilidad alavesa se resintió gravemente y el Maccabi endosó un parcial de 13-0 que hizo resucitar viejos fantasmas. Pese a su superioridad en el rebote, el Kirolbet sufrió en exceso para contrarrestar el consabido nivel físico del conjunto israelí, escaso de talento pero sobrado de músculo en varias posiciones. El vitoriano fue un equipo partido en dos con una diferencia abismal entre el papel de los titulares de los suplentes, pero la fortuna le sonrió y sus opciones crecen en Europa.

La guarda pretoriana de ‘Peras’. Vildoza, Hilliard y Janning firmaron triples providenciales que metieron al Baskonia en la pelea, pero los grandes bastiones fueron los interiores. Shengelia, que recibió diez faltas y anotó cuatro tiros libres decisivos, y Poirier, el hombre de la victoria, causaron un destrozo al Maccabi.

Las faltas de O’Bryant y Black. El conjunto israelí afrontó casi todo el último cuarto sin el concurso de sus pívots titulares y ello fue aprovechado por el Kirolbet para darla la vuelta a la contienda con un arreón repleto de fe.

Dureza mental. Los vitorianos estuvieron 10 puntos abajo en más de una ocasión, pero nunca se fueron del encuentro en Tel Aviv.

79

81

Equipo partido en dos. Se rodeó de una guardia pretoriana muy definida ante el pésimo rendimiento de varios suplentes. Janning, Shengelia y Poirier, sin obviar las dentelladas triplistas de Vildoza y la solidez del silencioso Hilliard, permitieron al Baskonia facturar un triunfo de oro en Tel Aviv. Desde la llegada del croata, la entereza mental para ganar finales igualados ha subido muchos enteros.

Vivió por momento un calvario ante un atleta como Tyus, pero se hizo el amo de la ‘pintura’ en el cuarto final. Autor de las dos canastas que certificaron la victoria azulgrana en Tel Aviv.