Algo debió oler Pedro Martínez al descanso cuando antes de la reanudación, ante las cámaras de Movistar, advirtió el peaje que sus muchachos debían estar dispuestos a pagar para mantener el tipo ante el coloso blanco. Una cuestión de actitud y hambre, pensó, necesarias sobre todo después de haber firmado dos cuartos extraordinarios donde se jugó a un ritmo frenético y la capacidad anotadora de ambos equipos dio la sensación de estar presenciando un partido del All Star más que uno de liga española, por más que hubiese un título en juego. Pidió el técnico catalán en ese momento mantener el acierto que ayer firmó el equipo en el primer tiempo -38 puntos en los seis primeros minutos del partido como muestra-, ajustarse con mayor acierto en algunos aspectos defensivos y mantener la exigencia física ante el vendaval que se venía. Pidió todo eso Martínez mientras confirmaba, por cierto, que Johannes Voigtmann no podría jugar más tras el aparatoso esguince que se produjo al final del primer cuarto, y presenció la ronda de calentamiento a la espera de lo que, probablemente, nunca habría sospechado. Que la ausencia del pívot alemán trastocó tanto los planes de su equipo que el tercer cuarto, el siempre temido cuarto, resultó un desastre mayúsculo que enterró de un plumazo cualquier atisbo de reacción.
sin rotaciones de calidad Si minutos antes el conjunto vitoriano había enfilado el tiempo de descanso con un esperanzador empate en el marcador (52-52), la segunda mitad ofreció de manera incomprensible la imagen de un equipo absolutamente colapsado, desnortado y, lo que es peor, incapaz de reaccionar ante la somanta de palos a la que ayer le sometió el Real Madrid. Para entonces, con Voigtmann lesionado en el banquillo y un problema estructural evidente como consecuencia de su ausencia, la escuadra de Pablo Laso ya había olido la sangre. Consciente de que el conjunto baskonista se quedaba sin un 4 puro -el único que tiene Pedro Martínez, por cierto- y que la rotación de calidad que ofrece el alemán desaparecía para el resto del partido, el Real Madrid varió su sistema y cargó todo el juego que pudo hacia la pintura baskonista, debilitada de manera notable a partir de entonces hasta el punto de coincidir en algunos momentos en pista jugadores como Diop o Malmanis.
Protagonistas inesperados del partido cuyo rendimiento, por otro lado, ayudó minutos después a maquillar el resultado final (98-91) en vista de la espantada que ayer protagonizaron referencias como Toko Shengelia, Timma y, sobre todo, Beaubois, que se borró del partido con una actuación y una actitud lamentables hasta el punto de terminar el duelo con un sonrojante -9 de valoración. Un registro impropio para un jugador de su clase que es de esperar que forme parte ya del pasado. Entre otras cosas porque el reloj no para y el tercero de la serie espera mañana en el Buesa Arena.