“Hay que ser sinceros. Por momentos parecía que no queríamos ganar el partido y, por consiguiente, sellar el pase a la final”. El ejercicio de sinceridad lo firmó minutos después de concluir el cuarto de la serie un potrero como Luca Vildoza, protagonista ayer de algunas de las jugadas más desesperantes de un duelo tan intenso como calamitoso desde el punto de vista de las pérdidas y los errores propios que cometió su equipo. Porque después de mantener un control más o menos regular del partido y liderar el marcador de principio a, casi, fin, no se encuentra una explicación lógica que sirva para argumentar los errores groseros que varios integrantes del plantel azulgrana firmaron en los últimos minutos del partido.

Errores reiterativos e inexplicables en jugadores, se supone, experimentados, y con pocos precedentes en una semifinal por el título de Liga. Errores de manual a la hora de esquivar la presión rival cuando tocaba sacar desde la línea de fondo o errores infantiles, porque no tienen otro nombre, a la hora de cruzar la mitad de la cancha antes de agotar los ocho segundos reglamentarios. Inexplicables o no en este último caso, el Baskonia cometió este mismo error hasta en tres ocasiones en los últimos minutos, lo que inevitablemente metió en el partido al conjunto blaugrana y multiplicó la presión ambiental en el Palau hasta el punto de conseguir que el balón quemara en las manos de los jugadores de Pedro Martínez.

En este microcosmos de tensión y desconfianza, sin embargo, hubo parte del llamado carácter baskonista que se negó a entregar la bandera ante la avalancha blaugrana y al menos activó a algunos jugadores como Voightmann, que después de un discretísimo partido se convirtió en uno de los referentes del triunfo después de algunas buenas acciones individuales.

Pedro martínez, contrariado Para entonces, no obstante, Pedro Martínez ya tenía metido el susto en el cuerpo ante lo que se venía y experimentaba una reacción personal de contrariedad en torno a lo que estaba ocurriendo delante de sus ojos y que era incapaz de revertir. “¿Cómo es posible que perdamos tantos balones a la hora de sacar desde línea de fondo? ¿Cómo es posible que agotemos los ochos segundos para cruzar media cancha tantas veces?”, fueron cuestiones que el técnico catalán se replanteó sin mucho éxito. “Me siento responsable de lo que ha ocurrido en este sentido porque sabíamos que podía ocurrir, lo trabajamos y no ha ido bien...”, reconocería el preparador baskonista al final del partido, no sin antes advertir que algunas de esas acciones quizá podrían haber sobrepasado el reglamento.

“Esta presión defensiva que han llevado a cabo les ha salido mejor en casa que fuera, así que vamos a ver el partido de nuevo y a ver si en alguna de esas acciones nos podían haber pitado falta a favor, porque es cierto que acumular tantos errores te generan desconfianza pero de ahí a la barra libre... Y creo que hoy ha habido un poco de eso”, deslizó Martínez, que se refirió de igual modo a las tres jugadas donde Baskonia superó los ocho segundos para pasar de media cancha. “También me gustaría verlas porque tengo dudas en alguna de ella”, zanjó el técnico.