A pesar de la superioridad mostrada en el segundo partido ante el Barça, señaló Pedro Martínez que la serie no estaba, ni mucho menos, a tiro. Es más, advirtió que el viaje hasta Barcelona iba a estar lleno de minas y trampas, y que si su equipo no era capaz de estar a ala altura llegarían los problemas. No se equivocó el catalán. Un Baskonia irreconocible pasó ayer sin pena ni gloria por el Palau para resucitar a un Barça que agonizaba y al que ahora deberá ser capaz de meter en vereda con el cuarto de la serie. Una final anticipada que Pedro Martínez vaticina igual de física e igualada que la de ayer. “Ha sido un partido tremendamente igualado desde el comienzo, con ventajas muy cortas siempre y que se ha decidido en los últimos segundos, donde quizá nos hemos precipitado en los dos últimos ataques cuando estábamos para ponernos por delante. Así que toca pasar página rápido e intentar mejorar nuestro juego”, reconoció el preparador baskonista, que consciente de lo mucho que hay en juego tiró de manual y evitó cargar contra sus jugadores después de un partido tan irreconocible. “Creo que el equipo ha luchado y tenido mentalidad. Quizá en alguno momento nos ha faltado mover el balón más y no sufrir tanto en el rebote, pero tampoco quiero buscar las respuestas en cosas genéricas. El partido se ha decidido por pequeños detalles”, abundó el técnico, que en su última respuesta rehusó valorar la polémica de la última jugada, donde Poirier pudo haber sido objeto de falta cuando lanzaba desde tres. “He visto la jugada de lejos y sé que el jugador ha dicho que era falta pero no tengo una opinión. Si los árbitros no la han pitado es porque no ha sido”, zanjó Martínez.