vitoria - Desde que se conoció la designación del Buesa Arena como sede de la Final Four de la próxima temporada, el baskonismo se cuestiona cuál será el techo de la voracidad de Josean Querejeta a la hora de intentar construir un equipo campeón que no solo se cuele entre los cuatro mejores de Europa sino que intente conquistar por primera vez la gran corona a nivel continental. La misma que se le resistió en la final de 2001 ante el Kinder Bolonia o en 2005 en Moscú ante el Maccabi.
Dando por sentado que el presupuesto, como ya informó este periódico, experimentará una fuerte subida de cara a la campaña venidera y que la inversión tanto en fichajes como en tratar de mantener a la espina dorsal del plantel en manos de Pedro Martínez será generosa, desde las altas esferas azulgranas se insiste en la necesidad de no perder la cabeza. “Eso es meterme presión”, replicó Querejeta al periodista que le interrogó acerca de la obligatoriedad de conformar un grupo del máximo nivel que pueda dar la replica a grandes transatlánticos como el Real Madrid, el CSKA o el Fenerbahce.
“Estamos acostumbrados a tener esa presión. Nos haría una ilusión enorme jugar la Final Four, pero también es cierto que nuestra trayectoria no termina en un año y no vamos a hacer ninguna barbaridad. Debemos seguir creciendo y lo importante es competir y mantenernos al máximo nivel europeo. Haremos el mejor equipo posible en función de nuestras posibilidades. Creo que el año que viene tendremos más opciones, pero vamos a competir contra clubes de 30-40 millones de presupuesto y es muy difícil estar a su altura. Intentaremos hacerlo lo mejor posible como siempre”, reflexionó el presidente del Baskonia.
Ante la dificultad que entraña compatibilizar dos competiciones tan exigentes como la ACB y la Euroliga, cuyo nuevo formato de todos contra todos implica un descomunal desgaste a nivel físico y mental, una premisa está muy clara. Existe una necesidad ciertamente imperiosa de construir una plantilla mucho más larga que la actual que permita dosificar esfuerzos con el fin de llegar lo más fresco posible a la pelea por los títulos. El Kirolbet ha dado muestras de ser un grupo muy competitivo desde la llegada de Pedro Martínez, pero se han detectado carencias en alguna posición -especialmente la dirección de juego- que obligan a acudir al mercado en busca de un salto cualitativo.