vitoria - Hay ocasiones en las que la suerte de los encuentros se decide por pequeños detalles. Decisiones sobre el alambre que inclinan la balanza hacia uno u otro lado. Suelen producirse estas situaciones en los momentos más calientes de la temporada, cuando los conjuntos más potentes se disputan la gloria final. Parecía, por lo tanto, el paisaje que rodearía al duelo de anoche en el Buesa Arena. Pues bien, nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que el equilibrio no existió en ningún momento.

La suma de muchas pequeñas batallas componen la guerra final y, en esta ocasión, los jugadores del Kirolbet Baskonia aniquilaron sin piedad a sus adversarios en todas y cada una de las luchas parciales que libraron a lo largo de los cuarenta minutos. Como consecuencia, el desenlace de esta lucha inicial de la semifinal fue una incontestable victoria azulgrana.

Varios fueron los argumentos sobre los que se cimentó este inapelable triunfo y, ante la evidente superioridad mostrada en todos ellos, resulta extremadamente complicado elegir uno como el más importante. Sin embargo, por ser el primero, resulta imposible no fijarse en el demoledor parcial endosado por el plantel de Pedro Martínez antes del descanso.

Tras unos primeros minutos de tanteo el Baskonia decidió apretar el acelerador a fondo y demarró sin que su oponente tuviera la más mínima oportunidad de perseguirlo. Con Pato Garino como figura emergente en ese tramo -anotó once puntos con dos triples convertidos casi seguidos de tres intentos-, la escuadra de Zurbano impidió a su adversario anotar durante mucho tiempo. Los puntos locales en cambio llegaban con regularidad y el resultado fue un demoledor 23-5 que permitió a los locales iniciar el tercer periodo con una cómoda ventaja (47-28).

A partir de ahí el guión ya no sufrió más alteraciones y el Baskonia prosiguió castigando sin piedad a un Barcelona que prefirió ya reservar fuerzas para la inminente segunda batalla de mañana.