vitoria - Ya no existe red en esta glamourosa Euroliga, de la que el Baskonia no quiere bajo ningún concepto protagonizar una amarga despedida con un segundo rosco consecutivo en su casillero en el cruce de los cuartos de final. Es la última oportunidad para mantener vivo el sueño de la sexta Final a Cuatro de la historia, un objetivo plagado de espinas a día de hoy por no decir imposible. El Kirolbet aspira esta noche, al menos, a prolongar el desenlace de una eliminatoria que, para no llevarse a equívocos, está muy decantada a favor del Fenerbahce tras el doble duelo de Estambul que ha subido un inapelable 2-0 al marcador.
El aliento del Buesa Arena se perfila como el mejor aliado con el fin de recortar la desventaja, sumar un triunfo que añada algo de pimienta a la serie y provoque de paso algunas dudas en un Fenerbahce convertido esta temporada en la particular bestia negra azulgrana.
Pese a los meritorios ramalazos a la hora de combatir la clara inferioridad ante un club con prácticamente el doble de presupuesto, son ya cuatro partidos con una sensación de impotencia en un cuerpo a cuerpo descompensado. Los denodados esfuerzos alaveses para hincar el diente al ogro turco, que en la fase regular también cosechó un triunfo incontestable en la cancha de Zurbano, siempre han quedado en agua de borrajas.
El cambio de escenario y la probable vuelta de Jayson Granger, que tampoco parece en las condiciones físicas ideales para afrontar una guerra de estas características tras el fuerte esguince de tobillo padecido a finales del mes pasado, constituyen los ases en la manga a los que se agarra la afición baskonista para evitar una defunción por la vía rápida y no repetir el resultado del pasado curso ante el CSKA.
La del fornido base uruguayo ha sido una ausencia muy sensible en la capital turca. Su vuelta supone una inmejorable noticia para Pedro Martínez por mucho que no esté en su plenitud. Ya solo por su consabida corpulencia física, un peligro público como Wanamaker puede replantearse el hecho de penetrar hacia el aro vitoriano como un cuchillo entre la mantequilla.
evitar la ansiedad Antes del salto inicial, se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Por un lado, podría intuirse que el Fenerbahce, dado su cómodo colchón, levantará algo el pie del acelerador. Sin embargo, también cabe pensar en otra realidad incuestionable. Con un entrenador tan reputado como Obradovic que no consiente bajadas de tensión, difícilmente se sumirá en la autocomplacencia o se dejará llevar en Vitoria.
De no rubricar un óptimo inicio de partido, el enemigo añadido del Kirolbet será su propia ansiedad. El mero hecho de estar asomado al precipicio del adiós continental origina, en ocasiones, un exceso de responsabilidad del que podría aprovecharse el Fenerbahce. Si de algo presume el vigente campeón continental es de experiencia, oficio y saber estar en estas lides.
El carácter extremadamente competitivo paseado a lo largo de esta temporada por el Baskonia ante los grandes de la Euroliga siempre ha tenido como contrapunto una preocupante falta de estabilidad e instinto asesino en los momentos calientes. En este sentido, la orfandad de un base dominante se está interponiendo en los deseos azulgranas de conseguir un salto de calidad.
Las graves carencias atisbadas en el cruce de cuartos de final de la Copa ante el Barcelona se han vuelto a reproducir en la eliminatoria ante el Fenerbahce, cuya superioridad resulta manifiesta gracias a la solvencia del dúo Sloukas-Wanamaker. Pese a que el descaro y la verticalidad de un pujante Vildoza ha supuesto un soplo de aire, se trata de un puesto bajo sospecha a lo largo de estos meses.
La invulnerabilidad del Fenerbahce se está plasmando gracias a la sobriedad de sus dos timoneles y Vesely, un puñal en el juego aéreo y decisivo con su intimidación atrás. El calor del público servirá de poco si el Baskonia no eleva de forma ostensible su nivel de intensidad atrás y algunos jugadores señalados por su pobre papel en Estambul no despiertan de su profundo letargo. Timma y Voigtmann han rendido hasta ahora muy por debajo de lo esperado, sin obviar a un Beaubois cuya producción ofensiva ha llegado con cuentagotas por culpa de un errático porcentaje desde la línea del 6,75. Las prestaciones del francés en la cuerda exterior se hallan muy por debajo de las de Janning. También vuelve a despertar dudas Garino, con enorme dudas en Estambul a la hora de llevar el balón al suelo y erigirse en una amenaza en ataque.