Vitoria - El play off de cuartos de final le ofrece hoy al Baskonia una segunda oportunidad para cambiar el devenir de una eliminatoria en la que el Fenerbahce ha acentuado su favoritismo tras el capítulo inicial. Si no quiere que el ansiado pasaporte para la Final Four de Belgrado se convierta poco menos que en una misión imposible, esta tarde-noche es el momento elegido para que el equipo vitoriano recupere la fe y la confianza en sus posibilidades.
De concretarse un hipotético 2-0 a favor de los turcos, las esperanzas podrían desvanecerse prácticamente del todo pese a que la serie se trasladará la próxima semana al Buesa Arena. Intimidado por el escenario en el asalto inaugural y medroso a la hora de dar respuesta a la asfixiante intensidad otomana durante muchos minutos, el Kirolbet buscará dar continuidad a su meritoria segunda mitad para regresar a casa con la eliminatoria empatada y el consiguiente subidón anímico.
Tras una parálisis inesperada que le llevó a alcanzar el tiempo para la reflexión con apenas 26 puntos en su casillero y renacido de la mano del irreverente Vildoza, el equipo vitoriano encontró su ritmo habitual y fue fiel a sí mismo. Metió mínimamente el miedo en el cuerpo a los bulliciosos aficionados del Ulker Sports Arena, pero no con la continuidad soñada a la hora poner en excesivos aprietos a un anfitrión sin apreturas y sumido en la autocomplacencia.
Desde luego, no se presume un objetivo sencillo repetir esa pujante segunda mitad porque la granítica tropa adiestrada por Obradovic dejó bien claro el miércoles que, en condiciones normales y en su plenitud, es un adversario a todas luces inalcanzable. Mucho más sin el fundamental concurso de Granger, el único base azulgrana que puede competir a nivel físico con el fornido Wanamaker, indefendible para unos livianos Huertas y Vildoza.
El imberbe timonel argentino está sorprendiendo a propios y extraños en su primer año en Vitoria, pero todavía lucha contra unas lógicas limitaciones que se pagan caro a estos niveles en la Euroliga. En el caso del veterano brasileño, su declive físico es algo ya constatado desde hace mucho tiempo por todo el mundo.
margen de mejora Los tres partidos de la presente temporada se han resuelto con cierta claridad a favor del Fenerbahce, cuyo éxito reside en haber sabido imponer en todos ellos su férreo patrón de juego y conseguido minimizar las virtudes azulgranas a base de un extenuante trabajo de contención. Si el Baskonia no consigue subir las revoluciones de su juego, anotar canastas fáciles en transición y convertir los contados tiros abiertos que permita la poderosa defensa de Obradovic, no podrá competir con la solvencia que le caracteriza y su suerte estará echada.
El consuelo es que el vitoriano constituye un colectivo con un margen de mejora lo suficientemente grande como para derribar a cabezazos el muro de hormigón otomano. Por un lado, se espera una respuesta más sólida a nivel colectivo pero también fogonazos más relucientes en el plano individual. Y es que varios jugadores en manos de Pedro Martínez -léase Timma y Voigtmann- naufragaron por completo en el primer duelo y están obligados a disparar su cotización.
A esas deserciones tan importantes se sumó también la escasa contundencia bajo los tableros de Poirier o el rol testimonial de Garino. La titularidad de Vildoza y Shengelia o la coincidencia de Beaubois y Janning sobre la cancha se perfilan como novedades urgentes de cara a esta segunda entrega, donde ya no existe margen de error para tratar de estirar al máximo una eliminatoria áspera a más no poder. Ante la coraza de grupo inabordable que caracteriza al vigente campeón de la Euroliga, no valen los titubeos.
No obstante, el Kirolbet no se rinde de antemano y promete vender cara su piel. Antes de volar a Estambul, la expedición anhelaba retornar a Vitoria con el 1-1, un escenario que todavía es factible e incrementaría sobremanera los decibelios de la presión ambiental prevista para la próxima semana en el Buesa.