Los parques de atracciones acostumbran a utilizar como principal reclamo para atraer a sus potenciales clientes las cada vez más vertiginosas montañas rusas con las que consiguen disparar la adrenalina de quines las prueban. Es la inevitable atracción hacia el riesgo que caracteriza al ser humano la que provoca que este tipo de construcciones triunfen pero, evidentemente, su uso lleva implícito un peligro que conviene tener en cuenta. Pues bien, el Baskonia se subió ayer en La Fuente de San Luis a una de las montañas rusas más espectaculares que se pueden contemplar y, desgraciadamente, acabó el trayecto magullado.

Porque aunque, evidentemente, en el pabellón del Valencia Basket no hay una atracción de este tipo lo cierto es que el encuentro que protagonizaron la escuadra taronja y la alavesa tuvo todas las connotaciones de este tipo de recorridos. Ambos conjuntos ejercieron, valga el símil pugilístico, de grandes pegadores de los pesos pesados para alternarse en el dominio del combate y somter a su opnente a duras combinaciones de golpes con las que estaban a punto de enviarlo a la lona.

De esta manera, la estadística final del partido refleja unas espectaculares alternativas en el marcador muy poco habituales en contiendas de este tipo, en las que es mucho más habitual que las diferencias no superen los márgenes más estrechos.

Sin embargo toda esta previsión saltó por los aires en la cita de ayer. De entrada fue el conjunto local el que consiguió imponer su ley e inclinar la balanza hacia su lado, comenzando a generarse las primeras ventajas de consideración. Pero la respuesta vitoriana fue inmediata. En un abrir y cerrar de ojos en el epílogo del primer cuarto y el arranque del segundo los de Pedro Martínez arrinconaron contra las cuerdas a los valencianos un 3-20 que habría sido demoledor para cualquier otro adversario. Con ello alcanzó el 28-42, su máxima renta del partido.

Catorce puntos que el Valencia también enjugó en el siguiente descenso de la apasionante montaña rusa en la que se había convertido ya el duelo. Todavía volvió a darle la vuelta al marcador el Baskonia y pudo escaparse de nuevo pero, ya en el último cuarto, el cuadro local demostró que contaba con un poco más de aceleración en su motor para, esta vez sí, llevar a cabo el sprint definitivo y certificar la mínima ventaja que obligó a los alaveses a terminar hincando la rodilla. Algo que no hacían en la ACB desde el 14 de enero.

La derrota de ayer en Valencia puso punto final a la espectacular racha de diez victorias seguidas que presentaba el Baskonia en la ACB. El cuadro de Pedro Martínez no perdía desde el 14 enero -contra el Tenerife-, momento desde el que han transcurrido 88 días.