Vitoria - A un horario nuevamente discotequero, el Baskonia despide esta noche la interminable fase regular de la Euroliga con un trámite. Todo lo que no sea una aplastante victoria ante el colista sería una sorpresa hasta cierto punto desagradable. Y es que el Buesa Arena albergará un enfrentamiento muy desigual entre un anfitrión insaciable que acumula una interminable lista de víctimas en los últimos tiempos y un visitante ya de por sí fantasmagórico que se ha visto atacado por el virus de la desidia desde que quedase prácticamente fuera de la pelea por el Top 8 a las primeras de cambio. Convertido en la gran decepción de la máxima competición tras una trayectoria ciertamente bochornosa que no concuerda con sus elevadas miras antes del arranque ni su etiqueta de cuartofinalista de la pasada edición, el Anadolu Efes constituye en la actualidad un grupo cadavérico para quien este final de trayecto es recibido como una bendición.
El rival azulgrana firma números de auténtico terror: ocho derrotas consecutivas y una solitaria victoria ante el Valencia Basket -plagado de bajas y con apenas siete jugadores profesionales aquella jornada para más inri- en los doce últimos encuentros. Apreciado su precario estado anímico, queda claro que Velimir Perasovic -despedido a mediados de diciembre del año pasado- no era ni mucho menos el único culpable de todos sus males.
relevos en balde El desembarco de un clásico del baloncesto turco como Ergin Ataman, lejos de suponer un revulsivo, tan solo ha servido para echar más leña al fuego de su condición de moribundo. La cirugía aplicada en la plantilla con la marcha del exbaskonista Ricky Ledo o Josh Adams, suplidos por Sonny Weems y Toney Douglas, también ha resultado en balde. La grave lesión sufrida hace meses por Zoran Dragic en su rodilla supuso la puntilla definitiva para un equipo que presume de contar entre sus filas con algunos de los jugadores más cotizados de la Euroliga. Para colmo de males, hoy contará con las ausencias de los lesionados Derrick Brown y Dogus Balbay.
Pese a la baja de Timma, que se perderá el segundo partido consecutivo por sus molestias en el codo izquierdo, al Baskonia se le presenta una ocasión inmejorable para darse un nuevo atracón delante de sus aficionados, dosificar a los jugadores que acumulan una mayor carga de minutos y repartir minutos entre toda su plantilla, invicta desde el pasado 22 de febrero con la derrota ante el CSKA en el Megasport Arena. De imponer hoy la lógica y encadenar su séptima victoria consecutiva, la tropa vitoriana asegurará, como mínimo, la séptima posición, esquivará en el cruce de cuartos al gigante comandado por Itoudis y quedará pendiente mañana del choque entre el Olympiacos y el Zalgiris para conocer su último escollo en el camino hacia la Final Four de Belgrado.