Vitoria - La opción de una nueva final copera pasó ayer de largo para un Baskonia que se encomendó a lo largo de toda la noche a la imperial actuación de Rodrigue Beaubois y Toko Shengelia, bien secundados por fin por un Janis Timma que dejó las pinceladas de calidad por las que fue contratado el pasado verano. De los 90 puntos anotados ayer por la escuadra vitoriana en el Gran Canaria Arena, la friolera de 69 llevaron la firma del francés, georgiano y letón, el trío al que se agarró Pedro Martínez para mantener vivas las constantes vitales de su equipo. El mérito añadido es que casi todas sus canastas llegaron precedidas de una primorosa acción individual y no fruto del buen funcionamiento colectivo, algo en lo que el Barcelona fue infinitamente superior en el Gran Canaria Arena a raíz del esperanzador 4-10 con que arrancó el duelo.

Tras un tiempo muerto de Pesic que despertó a sus pupilos, el conjunto catalán le cogió el pulso al duelo y dio una vuelta de tuerca a su intensidad defensiva contra la que el Baskonia se estrelló. Tan solo las prodigiosas acciones individuales de Shengelia y Beaubois impidieron al Barcelona llegar a la recta final con el partido ya sentenciado.

El galo estuvo pletórico pese a la estrecha vigilancia a la que le sometieron Hanga y Ribas. Firmó suspensiones majestuosas y también extrajo petróleo de algunas penetraciones de libro. Por su parte, el georgiano destapó el tarro de las esencias, si bien se peleó contra molinos de viento en diferentes fases del choque. Tanto Oriola como Claver no le dejaron ni un milímetro, pero ello no fue óbice para que el capitán baskonista percutiera con ahínco y acierto hacia el aro catalán. Hasta once faltas provocó Toko, el blanco de la pegajosa defensa ordenada por el viejo zorro Pesic, el técnico que le ha cambiado por completo la cara a un Barcelona que, por momentos, fue muy superior a los alaveses y cosechó una justa victoria.

De cara al futuro, el único rayo de esperanza fue la gran actuación de Timma, un alero al que le estaba costando entrar en dinámica desde que llegó a Vitoria en verano pero que ayer justificó la inversión llevada a cabo por el club para contratarle. Estuvo incisivo y batallador el báltico, sosteniendo al equipo cuando a Beaubois o Shengelia les fallabam los plomos. Quizá un mayor acierto exterior hubiera servido para poner la guinda a una día de luces y sombras.